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El Arco Mediterráneo Español (el AME), conformado por las cinco regiones de la ribera oriental de la Península Ibérica, está considerado como uno de los más importantes ejes de desarrollo europeo por su dimensión y su capacidad de difundir el dinamismo económico desde los territorios del norte hacia los del sur. Un área que cuenta con importantes fortalezas y también, debilidades y amenazas que se ciernen sobre la continuidad del progreso del AME, es decir, sobre la sostenibilidad de su desarrollo.
Las dotaciones de infraestructuras públicas por habitante en el AME son inferiores en un 16% a la media española, el capital público en infraestructuras del AME representa el 47% del total nacional, una cifra situada muy por debajo del peso que le corresponde por su importancia demográfica y volumen de actividad. Los territorios más alejados de la media nacional son Alicante y la Región de Murcia, lo que afecta a la funcionalidad de las conexiones a lo largo del AME.
El caso más preocupante es el de las infraestructuras ferroviarias: mientras Andalucía, Cataluña y Valencia ya se encuentran conectadas con Madrid mediante trenes de alta velocidad, Alicante, Castellón y la Región de Murcia siguen esperando conexión. Así como que, buena parte de los trazados ferroviarios a lo largo del AME son todavía de vía única, y en el caso Alicante-Murcia-Cartagena-Lorca además está sin electrificar. El corredor ferroviario de mercancías por el Arco sigue pendiente de su declaración como corredor prioritario de la Unión Europea a pesar de que por él circula casi el sesenta por ciento del transporte nacional.
Las Comunidades Autónomas de Cataluña, Valencia, Islas Baleares, Murcia y Andalucía forman una gran área demográfica y económica que ocupa el extremo suroeste del denominado Arco Latino o Mediterráneo. Un espacio formado por diecinueve regiones del sur de Europa, ribereñas del Mediterráneo central y occidental, densamente pobladas y con un nivel de desarrollo similar a la media europea.