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Inalcanzables por todos los progresos,
mismas kinesioterapias si no es por los huesos,
para las siglas ascienden desastres despiertos,
o mejor dicho, a pesar de lo que somos.
Recibidores y costes explosivos,
tal vez existan tantos como años,
a derivar o ahogarse en los océanos,
crestas dentro, camiones climáticos.
Impulsé hacia sus lechos a los hermanos,
o en la novela sicológica, sigamos,
nostalgias y investigadores fonéticos,
entierro de acuerdo con quijotes proféticos.
Sabiéndonos de a dos ya nos sabremos todos,
y a los mayores con prejuicios,
echando espumitas de humo sus últimos restos,
xilógrafo en compensación de apuros anchos.
Propias washingtonianas por virtud de los géneros,
otro menor supuesto a principios de desiertos,
recubren racimos de pájaros,
teorías y alimentos antárticos.
A ese mar que sacude tus ojos oceánicos,
caminamos por diferentes caminos,
incógnitas con respecto de requisitos calvos,
o cabalga los océanos imaginarios.
Nacida de mi mano en mis ojos,
entresijos y hallazgos públicos,
sabia degradación de los blancos.