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Explicación:
Cuando se cumplen 50 años del asombroso alunizaje del Apolo 11, los escépticos que no creen que ocurriera realmente se siguen contando por miles. Las teorías conspirativas sobre la llegada del hombre a la Luna que surgieron en los 70 gozan en la actualidad de una popularidad sin precedentes. Una de las más repetidas es que el cineasta Stanley Kubrick colaboró con la NASA filmando los seis exitosos aterrizajes en suelo lunar.
Sin embargo, ¿habría sido posible falsear la llegada al satélite con la tecnología disponible en aquellos años? No soy ingeniero, ni científico ni experto en viajes espaciales; soy director de cine y profesor de posproducción y, aunque no puedo explicar el proceso mediante el cual aterrizamos en la Luna, estoy en condiciones de asegurar que es imposible que el alunizaje fuera fingido.
Estas son algunas de las falsas creencias y cuestiones más comunes y las razones por las que no se sostienen.
“Los aterrizajes fueron grabados en un estudio de televisión”.
Existen dos maneras distintas de captar imágenes en movimiento. Una de ellas es mediante fotogramas, tiras de material fotográfico en las que se expone una serie de imágenes. Otra forma es el vídeo, un método electrónico que permite grabar en varios medios diferentes, como en cinta magnética, y que se puede emitir en televisión. Una película cinematográfica estándar captura 24 fotogramas por segundo, mientras que la emisión televisiva muestra 25 o 30 frames habitualmente, dependiendo de la localización.
Para que la teoría que asegura que los aterrizajes lunares fueron un producto de ficción fuera válida, las imágenes deberían haber sido grabadas a 30 fotogramas por segundo, el estándar televisivo de la época. No obstante, no es un secreto que el vídeo de la primera llegada a la Luna fue filmado a 10 fotogramas por segundo en SSTV (Slow scan televisión, Televisión de barrido lento) con una cámara especial.
“Utilizaron la cámara especial del Apolo en un estudio y ralentizaron el metraje para simular una menor gravedad”.
Algunas personas podrían argumentar que, al ver individuos moverse a cámara lenta, estos dan la sensación de encontrarse en un entorno de baja gravedad. Ralentizar una película requiere más fotogramas de los habituales, por lo que se debe emplear una cámara capaz de capturar más frames por segundo que una normal.
El proceso de ralentización, conocido en inglés como overcranking, hace que cuando la cinta es reproducida de nuevo a la velocidad normal el metraje sea más largo. En caso de no poder ralentizar la cámara, sería posible grabar a una velocidad de frames normal y retardar artificialmente las imágenes, para lo cual sería necesario recolocar los fotogramas y generar algunos más para ralentizar la imagen.