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Pasos a la democracia
Asimismo, agrega la investigadora, la elección de un presidente de la República, por medio del voto directo, es otro de los legados trascendentes de la historia revolucionaria. El primero en ser electo de esta manera fue Venustiano Carranza en abril de 1917, quien rindió protesta el 5 de mayo siguiente.
Otra gran transformación fue la regulación, gracias a la ley de 1911, de la participación ciudadana en los diferentes procesos electorales, a través de los partidos políticos. A partir de esa ley y hasta la fecha, se han establecido los requisitos que se deben cumplir para ejercer el voto activo y pasivo (votar y ser votado) para cualquier cargo de elección popular.
Aclara la historiadora que la ley de 1911 la elaboró la última legislatura federal porfirista (la XXV) y fue promulgada por Madero en diciembre de ese año.
En este contexto, en 1918 se promulgó una nueva ley electoral, que al igual que la de 1857 estuvieron vigentes por muchos años: la primera, 28 años, y la segunda, 46; lo que significa que en ambas etapas, hasta que no se logró la recentralización política, la legislación electoral no cambió.
Cuando se redactó la Constitución de 1917, se decidió negar a las mujeres todo derecho político incluyendo el derecho al voto, pues se argumentaba que ellas no necesitaban participar en la vida pública del país. Fue hasta la década de los 50 que las mujeres mexicanas ganaron derechos ciudadanos y la posibilidad de ejercer el voto.
Educación y muralismo
El aspecto educativo mejoró en la época postrevolucionaria. En los primeros momentos, el mayor proyecto educativo fue el de Venustiano Carranza, quien desapareció la Secretaría de la Instrucción Pública, creada en 1905 por Justo Sierra para federalizar totalmente la educación. Carranza era un convencido absoluto de la libertad de municipio.
“Para el presidente Carranza, los municipios eran los que debían encargarse de impartir la educación. Así fue hasta la llegada de José Vasconcelos, quien encabezó el modelo educativo basado en la creación de la Secretaría de Educación Pública, con la cual la educación en México se federaliza totalmente”.
A partir del llamado nacionalismo revolucionario, se impulsó la obra artística. Y es que a través de la pintura mural, sobre todo, se comienzan a utilizar las paredes para enseñar historia.
Diego Rivera, José Clemente Orozco y otros grandes pintores intelectuales dieron vida al muralismo, un movimiento artístico iniciado en México a principios del siglo XX, después de la Revolución Mexicana.
A todo lo anterior, se suman avances sociales. Se comenzaron a implementar campañas de vacunación, creación de una gama de seguridad social, y mejoras en las condiciones laborales, sobre todo en las áreas urbanas.
La Revolución Mexicana nos dejó importantes legados. No obstante, a 109 años de su inicio, la lucha por la justicia e igualdad social siguen siendo las principales demandas de los movimientos sociales.
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