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El Día Mundial del Medio Ambiente es uno de los principales vehículos que las Naciones Unidas utilizan para fomentar la sensibilización mundial sobre el medio ambiente y promover la atención y acción política al respecto. El tema de 2017 se centra en la conexión de las personas con la naturaleza, y nos anima a que salgamos al aire libre y nos adentremos en la naturaleza para apreciar su belleza y reflexionar acerca de cómo somos parte integrante y lo mucho que de ella dependemos.
Por lo general, es difícil asignar un valor monetario a los dones de la naturaleza. Como ocurre con el aire limpio, no solemos apreciarlos hasta que pasan a ser un bien escaso. No obstante, los economistas están desarrollando maneras de medir el valor multimillonario de los denominados «servicios de los ecosistemas», que abarcan desde la actividad de los insectos cuando polinizan los árboles frutales, hasta los beneficios espirituales, para la salud o recreativos que aporta practicar senderismo.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible declara nuestra determinación para «garantizar una protección duradera del planeta y sus recursos naturales». En concreto, los objetivos 14 y 15 se centran en la conservación de los ecosistemas marinos y terrestres, así como en el uso sostenible de estos recursos.
Así quedaría (o quedará) el mapa del mundo si la temperatura aumentara 4ºC
Lo que se proyecta en el mapa es una realidad incontrovertible: el planeta se calienta motivado por la actividad humana. Hace falta ser muy optimista o muy ingenuo para creer que 10.000 millones de humanos van a tener un efecto menor en el clima y en el ecosistema que los 7.000 millones actuales.
El escenario más pesimista que contempla el IPCC estima que la temperatura de la Tierra podría aumentar 4ºC hacia 2100. Los 2 grados, ya no nos los quita nadie. El aumento de 4ºC supondrá que el nivel de las aguas marítimas aumentará dos metros, anegando buena parte de las zonas costeras.
Las áreas que van a quedar prácticamente inhabitables son: India, Centro América, el sudeste asiático, buena parte de Indonesia, toda la franja central de Sudamérica, Pakistán, Nepal y Bangladesh y el África Oriental, incluyendo Madagascar, debido a inundaciones o climatología extrema.
La desertificación aparecerá en el sur de Alemania y Canadá, todo Estados Unidos, el Sur de Europa, África y Asia. Otras áreas, como la franja del Sahel o Australia occidental verán aumentar sus precipitaciones, haciéndolas aptas para el crecimiento de grandes bosques. Enormes extensiones de Siberia y Canadá y la Antártida se calentarán, derritiendo todo su hielo, dando paso a grandes llanuras y pastos.
En España el 80% del territorio español corre riesgo de desertificarse de aquí a 2100.
La humanidad no está dispuesta a reducir nuestro nivel de confort e, incluso si los más concienciados llegara a hacerlo se pondría en marcha ese nefando mecanismo conocido como “paradoja de Jevons”.
LA SALIDA DE EEUU DEL ACUERDO DE PARÍS CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO
Se trata del primer pacto internacional para reducir la emisión de gases contaminantes de efecto invernadero a la atmósfera por casi 200 naciones. Con la salida de Estados Unidos del pacto, Donald Trump comenta que “Es un acuerdo que castiga a Estados Unidos, el líder mundial en la protección medioambiental, mientras no impone ninguna obligación de límites a los líderes mundiales en polución” o “Este acuerdo es menos sobre el clima y más sobre otros países ganando ventaja financiera sobre nosotros”.
Trump ha aprobado diversas normativas que ya han desmantelado la política de Obama en su lucha contra el cambio climático y que contribuirán a que no se reduzcan las emisiones, quien definió ese pacto como «un punto de inflexión» y la «mejor oportunidad» para salvar al planeta.
“El concepto de calentamiento global fue creado por y para los chinos para hacer no competitiva a la manufactura de EE UU”. Donald Trump.
Si EE UU lo recorta menos de lo prometido, como segundo país más contaminante, el impacto puede ser aún mayor. Una estimación de varios expertos consultados por Associated Press apunta a que cada año podría haber hasta 3.000 millones de toneladas más de dióxido de carbono en la atmósfera. Incluso si todos los países del Acuerdo de París cumplen su compromiso excepto EE UU, la tierra podría calentarse 0.3 grados centígrados más a finales de siglo —el objetivo es que no alcance los 2 grados para entonces y ya hemos superado más de 1,1 grado centígrado.
La suma de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de todos los países de la Unión Europea no alcanza ni de lejos las de Estados Unidos.
Explicación:
CORONITA PLS