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LA RIQUEZA DE SER DIFERENTE
Porque nadie dijo que ser diferente fuera un crimen. Porque el ser distinto es parte de
nuestra identidad y riqueza como personas y como comunidad. Porque el ser diversos
nos vuelve interesantes, y nos permite aprender de quienes nos rodean, de quienes están
lejos, de quienes se cruzan por nuestras vidas. Porque somos mexicanos, porque
compartimos una esencia, pero al mismo tiempo diferencias que nos hacen únicos e
incomparables. Porque la diversidad de nuestra Patria es grande. Porque esa diversidad
podemos verla, tocarla, conocerla, relacionarnos y enriquecernos con ella. Porque esa
diversidad conforma nuestro legado y cultura, y constituye nuestra mayor riqueza como
mexicanos, es tiempo de reconocerla, defenderla, fortalecerla y engrandecerla. Porque
una parte importante de la rica diversidad de México, está en los pueblos originarios de
nuestro país, que aún subsisten a duras penas, es tiempo de voltear a verlos a ellos. A los
hombres y mujeres que por siglos han llevado a cuestas la pesada carga de mantener y
preservar sus tradiciones ancestrales, su lengua, la memoria, las palabras y los ritos de
sus antepasados. Aquellos que han soportado la discriminación, el abandono, el rechazo,
por el simple hecho de ser distintos en un mundo que pareciera resistirse a respetar y
valorar lo diverso. Es momento de reconocer que nuestros pueblos originarios son la
expresión de la diversidad viva de esta tierra. Porque ellos celebran y mantienen la
riqueza de lo diverso. Es el momento para que todos lo que nos llamamos y reconocemos
como mexicanos, aceptemos que respeto a la diversidad representa nuestro derecho a la
vida y autonomía. Es momento de asumir que la diversidad constituye la manifestación de
las diversas formas de relacionarnos con la tierra y sus habitantes. La diversidad cultural
de nuestros pueblos originarios, es el tesoro vivo de lo que no se puede ni debe vender.
Honrar la dignidad de los antiguos de esta tierra es aprender con ellos a darle sentido
colectivo a lo que hacemos y creemos. Pero, puesto que nadie valora lo que no conoce,
es urgente acercarnos a nuestras raíces, al fundamento de nuestra diversidad cultural,
para adentrarnos en ella, nutrirnos, conocerla, respetarla y amarla. Cuando manifestamos
nuestra propia diversidad, estamos propiciando que los otros nos valoren y nos tomen en
cuenta. ¡Es tiempo de conocer y amar nuestra diversidad! ¡Es tiempo de reconocernos
distintos y valorarnos!