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Las Reformas Borbónicas son una serie de medidas que implementó la corona española, en las cuales se retoman algunas ideas de la Ilustración, como la confianza en la razón humana, la oposición a la ignorancia, la defensa del conocimiento científico y tecnológico como medios para transformar el mundo y solucionar problemas sociales.
La Reformas Borbónicas tuvieron su mayor auge durante los reinados de Carlos III (1759-1788) y Carlos IV (1788-1808), aunque comenzaron a implementarse durante el gobierno de Felipe V (1700-1746).
La primera etapa de la aplicación de estas reformas consistió en una centralización de los ingresos reales, es decir, la transferencia del cobro de impuestos de manos de particulares a las de los funcionarios del rey.
La segunda etapa de las reformas fueron instauradas por Carlos III; y estas consistieron en la reorganización político administrativa de los virreinatos, el fortalecimiento del sistema defensivo y una reforma de fondo en la administración de la real hacienda novohispana. Durante esta época -y a diferencia de los virreyes de siglos anteriores- los gobernantes fueron hombres extraordinarios que llegaron a su puesto por mérito propio y no por ser nobles de nacimiento.
Se considera que las Reformas Borbónicas llegaron a la Nueva España de la mano del visitador José de Gálvez, uno de los principales impulsores de las reformas.
La corona española encargó a José de Gálvez dos principales tareas: incrementar la riqueza del tesoro novohispano y prevenir los abusos para mejorar la administración de las rentas. Para lograrlo, contó con amplios poderes para reformar todo lo que necesitara de un cambio; además, el virrey Francisco de Croix (1766-1771) le brindó todo el apoyo.
Para lograr su cometido, Gálvez “consolidó el establecimiento del monopolio del tabaco (la segunda mayor actividad productiva, sólo superada por la minería), legalizó el aguardiente de caña, estableció la Contaduría General de Propios y Arbitrios y diseñó una estrategia para incrementar la población en el área noroeste del virreinato, pacificar a los indios y explotar yacimientos mineros”.
Las iniciativas de Gálvez se reflejaron en un periodo de auge económico durante la década de 1770. Mientras que en la década de 1780 fue de esplendor cultural.