¿Será importante tener una buena relación con los demás antes que intercambiar regalos?¿Por qué?
Respuestas
Dar y recibir regalos es una de las celebraciones más características de la Navidad. En esencia, este intercambio es una actividad simple, pero realmente tiene un significado profundo tanto a nivel psicológico como social, pues actúa como un mecanismo de cohesión que favorece la interacción entre las personas. Ayuda a establecer vínculos, a definir las relaciones y a fortalecer los lazos con la familia y los amigos.
A través de ellos se expresa cariño, afecto y se muestra interés por los demás. Este valor ha sido reconocido a través de la historia de la humanidad y, durante miles de años, todas las culturas han realizado ceremonias que promueven el dar y recibir.
Existe una vieja polémica sobre quién gana más, el que da o el que recibe. Algunos estudios afirman que a menudo es el que da, más que el que recibe, quien obtiene los mayores beneficios. En este sentido, dar a otros refuerza nuestros sentimientos por ellos y genera la sensación de ser más competentes emocionalmente.
Cuando damos pensando en que le agradaría a la persona a quien vamos a regalar, este bienestar aumenta. La intención de hacer feliz a los demás es un acto de empatía que nos permite salir del egocentrismo. Este está asociado con niveles altos de gratificación.
Pero es un proceso de doble vía. También está comprobado que recibir obsequios provoca un gran impacto que genera sentimientos duraderos y significativos, como ser aceptados, tenidos en cuenta o hacernos sentir importantes y reconocidos. Tiene un efecto positivo en la manera como nos percibimos a nosotros mismos y también en el estado de ánimo.
Una encuesta sobre el significado de recibir, revelaba cómo las personas sienten que estar en la lista de obsequios de alguien muestra la importancia que esa persona tiene en su vida.
Lo cierto es que tanto dar como recibir representan muchos beneficios psicológicos, que incluyen el bienestar que se siente al regalar a los demás y también la gratificación al recibirlos. Ambas constituyen experiencias que tienen una alta recordación y que lleva también a otras acciones proactivas.
Cuando sentimos gratitud por los gestos de amabilidad de una persona para con nosotros, es más probable que también actuemos de la misma manera.
Para hacer más gratificante esta expresión de afectos vale la pena tener en cuenta estos puntos.