Respuestas
Respuesta: La revolución Meiji es un proceso histórico acaecido en Japón durante la segunda mitad del siglo XIX. Implica la serie de acontecimientos que dieron lugar a la llamada “era Meiji” (1868-1912) que marca el ascenso de ese país a nivel de potencia mundial.
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Explicación:
La reacción que el encuentro con el mundo occidental provocó en China y Japón -dos civilizaciones feudales y estáticas- fue radicalmente distinta. En China, la incapacidad de adaptación del Imperio y de la sociedad tradicional desembocaría en la revolución (1911), la guerra civil (1927-37, 1945-49) y en la instauración finalmente (1949) de un régimen comunista. En Japón, la revolución de 1867 inició un rápido proceso de occidentalización y modernización que, en el curso de treinta años, hizo del país una [potencia militar#CONTEXTOS#3088,8652] de primer orden -evidenciada ya por su victoria sobre Rusia en la guerra de 1904-05- y un importante poder industrial y comercial. Las razones de esa diferencia tuvieron que ver, claro está, con las mismas diferencias geográficas entre ambos países. La pequeña extensión de Japón sin duda facilitó el control que el poder central, pieza clave de la reforma, ejerció a todo lo largo del proceso. En todo caso, hizo las cosas (construcción de ferrocarriles y carreteras, electrificación, educación nacional, formación de un ejército moderno...) mucho más simples que en un país de las gigantescas dimensiones y población de China. Pero las razones de aquella diferencia fueron ante todo culturales. La arrogancia de la elite china, educada a lo largo de siglos en la idea de la perfección y superioridad de su cultura y de sus tradiciones, le hizo muy poco receptiva, si no abiertamente cerrada, a toda posible apertura exterior y a toda innovación foránea (tenidas por bárbaras e inferiores). Por el contrario, las tradiciones guerrera y comercial de Japón -aquélla, reflejada en la privilegiada posición social y jurídica que en el orden social tuvieron los samurai desde los siglos IX y X- y el fuerte sentimiento de orgullo e identidad nacional de sus dirigentes (la casa imperial, el shogún o jefe del gobierno, los daimyos o clanes imperiales) se combinaron para que las elites japonesas vieran en la evidente superioridad del mundo occidental un desafío al que debía responderse mediante una reforma que hiciese de Japón un gran poder nacional, militar y comercial. Los rígidos códigos morales que, a distintos niveles, regulaban la conducta de las diferentes clases y jerarquías de la sociedad japonesa dieron al país un alto grado de cohesión y hasta una fuerte ética colectiva (basada en el honor y la lealtad, en el paternalismo y la obediencia) y reforzaron a su modo la unidad nacional, el sentimiento nacionalista y la vertebración social, factores determinantes del proceso de cambio. La modernización de Japón fue "una revolución desde arriba" propiciada por la propia nobleza japonesa, cuyas claves fueron la restauración del poder imperial y la desaparición del shogunado ejercido por la familia Tokugawa desde 1603. La revolución se consumó en 1866-68. Pero estuvo precedida por los cambios menores pero significativos que se habían producido en la primera mitad del siglo XIX (como la tímida diversificación de la agricultura resultado del contacto con la actividad comercial europea en el Pacífico); y sobre todo, por la grave crisis abierta en la clase dirigente japonesa, en torno a la apertura o aislamiento del país, por la firma en 1858 de una serie de "tratados desiguales" con Estados Unidos, Holanda, Rusia, Gran Bretaña y Francia, países a los que se concedieron amplísimos privilegios (luego que en 1853, Estados Unidos exigiera la apertura de los puertos japoneses al comercio internacional). Algunos hechos especialmente significativos -como el bombardeo de Kagoshima por barcos ingleses (agosto de 1863) para obligar al gobierno japonés a pagar indemnizaciones por el asesinato de un súbdito británico en Namamugi o como el bombardeo y ocupación de Shimonoseki (septiembre de 1864) por tropas de varios países europeos como represalia por las agresiones sufridas por algunos de sus barcos- pusieron de relieve la debilidad del shogunado para la gobernación y defensa del país.