AYUDAAAAAAAAAAAA PORFAVOR
El herrero y el perro
Un herrero tenía un perro que no hacía sino comer, dormir y estarse echado; de la casa jamás tuvo cuidado. Levantábase solo a la mesa puesta; entonces con gran fiesta el dueño se acercaba, con perrunas caricias lo halagaba, mostrando de cariño mil excesos por pillar las piltrafas y los huesos. _ He llegado a notar_ le dijo el amo_ que, aunque nunca te llamo a la mesa, te llegas prontamente, en la fragua jamás te vi presente, y yo me maravillo de que, no despertándote el martillo, te desveles al ruido de mis dientes. Anda, anda, poltrón; no es bien que cuentes que el amo, hecho un gañán y sin reposo, te mantiene a lo conde muy ocioso.
El perro le responde: ¿Qué más tiene que yo cualquiera conde?
Para no trabajar debo al destino haber nacido perro, no pollino.
_ Pues, señor conde, fuera de mi casa; verás en las demás lo que te pasa.
En efecto, el perro salió a probar fortuna, y anduvo de una en una por las casas. Allí
le hacen servir de centinela y que pase la noche toda en vela, acá de lazarillo y de danzante, allá dentro de un torno, a cada instante, asa la carne que comer no espera. Al cabo conoció de esta manera que el destino, y no es cuento, a todos nos cargó como al jumento.
¿Cuál es la crítica que hace Samaniego a las clases privilegiadas?
¿Crees que la situación que se crítica permanece hoy en nuestras comunidades?
¿cómo se podría solucionar?
Respuestas
Respuesta:
Un Herrero tenía
Un Perro, que no hacía
Sino comer, dormir y estarse echado.
De la casa jamás tuvo cuidado;
Levantábase sólo a mesa puesta:
Entonces con gran fiesta
Al dueño se acercaba,
Con perrunas caricias le halagaba,
Mostrando de cariño mil excesos
Por pillar las piltrafas y los huesos.
—He llegado a notar, le dijo el amo
Que aunque nunca te llamo,
A la mesa te llegas prontamente:
En la fragua jamás te vi presente;
Y yo me maravillo
De que, no despertándote el martillo,
Te desveles al ruido de mis dientes.
Anda, anda, poltrón; no es bien que cuentes
Que el amo, hecho un gañán y sin reposo,
Te mantiene a lo conde muy ocioso.
El Perro le responde:
—¿Qué más tiene que yo cualquiera conde?
Para no trabajar debo al destino
Haber nacido perro y no pollino.
—Pues, señor conde, fuera de mi casa;
Verás en las demás lo que te pasa.
En efecto salió a probar fortuna,
Y las casas anduvo de una en una:
Allí le hacen servir de centinela,
Y que pase la noche toda en vela;
Acá de lazarillo y de danzante;
Allá, dentro de un torno, a cada instante
Asa la carne que comer no espera.
Al cabo conoció de esta manera,
Que el destino, y no es cuento,
A todos nos cargó, como al jumento.
Explicación paso a paso:
me puedes dar una coronita