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En base a las huellas de las grandes revoluciones orogénicas y de otros datos biológicos, geológicos y geofísicos, se ha formado un panorama de lo acontecido desde la solidificación de la corteza terrestre -hace unos 4000 Ma (millones de años)-, hasta la formación de la Pangea como sigue:
Las formaciones asociadas con los episodios orogénicos más antiguos (2400-1200 Ma antes del presente), se encuentran distribuidas sobre casi todos los continentes y están modificadas por episodios más recientes. Hace unos 700 Ma (Precámbrico tardío), dos grandes paleocontinentes, Panáfrica y Baikalia, se unen para formar (paleo) Pangea; este continente se divide en (paleo) Norteamérica, (paleo) Europa, (paleo) Asia y (Paleo) Gondwana que incluía los actuales Sudamérica, África, Australia, Antártida e India hace aproximadamente 500Ma. Hace unos 400Ma Europa y Norteamérica se unen; posteriormente, hace 280Ma, Gondwana se une a Norteamérica y Europa y esta última con Asia hace aproximadamente 230Ma, formando así, el continente único que Wegener llamó Pangea.
La ruptura de la Pangea según las referencias indican que ocurrió en cuatro etapas generales durante la era Mesozoica (245 s 65Ma):
1. Formación de un Rift entre Laurasia y Gondwana, el océano atlántico en expansión separó Norteamérica de África seguido de un rifting entre Norteamérica y Sudamérica.
2. Ruptura y movimiento de los diversos continentes del Gondwana. La Antártida y Australia, que ya se mantenían suturadas, se separaron de Sudamérica y África, mientras que la India se separó del supercontinente Gondwana y empezó a moverse hacia el norte.
3. Sudamérica y África empezaron a separarse, el extremo oriental del mar de Tethys empezó a cerrarse debido a la rotación de Laurasia y al movimiento de África hacia el norte siendo este movimiento el precursor del presente mar Mediterráneo.
4. Para fines de la era, Australia y la Antártida ya se habían separado, la India había llegado casi a la mitad del Ecuador; Sudamérica y África se habían apartado ampliamente; Groenlandia se había separado por completo de Europa y un rift la alejaba de Norteamérica para formar una masa de tierra aparte.
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La historia de la Tierra se escribe desde hace 250 años, muy poco tiempo para descifrar lo ocurrido a lo largo de más de cuatro mil millones de años, por lo que resulta asombroso todo lo que se conoce al respecto al inicio del siglo XXI, más aún, si consideramos que sólo a fines de los años sesenta pasados se produjo una revolución en las ciencias de la Tierra, cuyo significado es la sustitución de los conceptos fijistas por los movilitas de la tectónica de placas, lo que supone la existencia del continente único de Pangea hace más de 250 millones de años. Durante los últimos 30 años del siglo XX se fue explicando la relación de las unidades rocosas más antiguas de los continentes; cómo estuvieron unidas en el pasado, en qué época, en dónde, y cómo se dispersaron posteriormente por el globo. Hoy día, unos afirman, otros dudan, que ha habido por lo menos cinco pangueas. Es el ciclo de Wilson que considera la formación de un supercontinente, su fragmentación, dispersión y nueva aglomeración, en un tiempo que dura cerca de los 500 millones de años.
En las últimas décadas creció enormemente la geología, como se aprecia en el libro de Reden, de 323 páginas de texto, con abundantes ilustraciones, además de 37 páginas para un glosario, bibliografía, créditos e índice temático. La impresión es en papel fino, pasta dura y tamaño grande, de 26.5 x 28 5 cm. La redacción es sencilla y amena en dos textos paralelos, uno fundamentalmente de ilustraciones, incluso a doble página; el otro es la explicación minuciosa con figuras pequeñas de pocos centímetros cuadrados que cumplen con el objetivo de situar al lector en el tiempo y en el espacio.
El autor, a manera de un buen guía de turistas, conduce al lector por la Tierra, desde su interior, explicando los conceptos geológicos principales de ayer y de hoy, el origen y evolución del planeta y de la vida desde el Proterozoico al Pleistoceno. En este recorrido los continentes cambian constantemente, se desplazan, se fragmentan y sus porciones van a uno y otro lado. Los seres vivos evolucionan desde los microorganismos a la vida inteligente del Pleistoceno, pasando por un sinfín de etapas. No faltan los párrafos sobre Charles Darwin, cuyas contribuciones al conocimiento de la naturaleza siguen siendo fundamentales. A diferencia de varias obras clásicas de historia geológica, Ron Redren incluye temas como el cambio climático, las glaciaciones del Cuaternario y anteriores, la Pequeña edad glacial (siglos XIII a XIX); asimismo, trata la evolución y desplazamiento de los homínidos por la superficie terrestre, las culturas del Pleistoceno tardío y Holoceno, para culminar con la historia del descubrimiento de América y su relación con fenómenos naturales y sociales. Es una obra en la cual la geología se complementa con temas de geografía, antropología e historia moderna, aunque llena de dudas y agujeros, como es natural, y sin verdades absolutas ni dogmas: no está demostrado que los dinosaurios se extinguieron a causa de la caída en la Tierra de un cuerpo extraterrestre; tampoco se acaba de definir cuándo pasó el hombre por primera vez de Asia a América a través del estrecho de Bering. El libro fue publicado originalmente en inglés en el año 2000, y si consideramos la velocidad a la que avanza el conocimiento científico, seguramente en 20 años más, esta historia será mucho más rica.
Orígenes es fundamental, sobre todo por la escasez de obras semejantes en español, originales o traducción de otros idiomas en los que este tipo de literatura es abundante. Los datos de la solapa señalan que el autor es fotógrafo, divulgador de la ciencia, ilustrador de publicaciones científicas. Un libro necesario en bibliotecas donde están presentes las geociencias, y recomendable en el hogar para quien se interesa por el planeta en que vivimos.
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