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Respuesta:
El Islam acusa a Occidente de que no le comprende.
–Maurice Borrmans: Se podría dar la vuelta a la acusación y dirigirla al contrario. Por ello me remito a un artículo de Edward Said, quien sostiene que debemos enfrentar el «choque de las ignorancias». Para superarlo, hay que tener en cuenta los esfuerzos de ambas partes para entender al otro, a través, por ejemplo de las traducciones. Sin embargo, aunque nosotros tenemos en nuestros idiomas europeos las traducciones de obras maestras de la cultura árabe clásica, en árabe existen poquísimas traducciones de las obras maestras del patrimonio cristiano.
–Maurice Borrmans: También. Los cristianos estamos acostumbrados al método crítico, por ejemplo, en el estudio de la Biblia, el cual ha purificado además la fe y la experiencia religiosa. Por parte musulmana se sostiene, sin embargo, que el Corán es un libro enteramente dictado y revelado por Alá a través de Mahoma, y por lo tanto no es posible ejercer una aproximación científico-crítica. Igualmente sucede que los occidentales somos acusados de ser incapaces de entender el propio Corán, cosa que no es cierta. Está aquí el origen del malentendido entre las diferentes visiones. La trascendencia que es de Dios ha sido atribuida al Corán, y a continuación a la sociedad y a la «sharia»: mientras persistan tales características, el diálogo será difícil a menos que nos contentemos con hablar de la dignidad del hombre, de sus derechos y de sus deberes.
–El gobierno saudita habla de eliminar la policía especial que hace respetar la ley coránica en las calles.
–Maurice Borrmans: De todos los países islámicos, Arabia Saudita es un modelo poco común porque la condición de los no musulmanes está por debajo de cuanto se pueda exigir en nombre de los derechos del hombre.
–Maurice Borrmans: Es obvio que nuestras sociedades deben hacer examen de conciencia. Lo sugería después del 11 de septiembre del 2001: que los más iluminados en el diálogo intercultural verifiquen cómo la propia fe se vive y se transmite y cómo se valora la fe de los otros. Tenemos en Europa sociedades «laicizadas» en donde se distingue entre religiones, Estado y ordenamientos jurídicos de manera muy clara, y precisamente en nuestras naciones tenemos minorías islámicas de tipo diferente, desde las más liberales a las más intransigentes. Promueven sus pretensiones ante nuestra laicidad, que ya no sabe definirse a sí misma, y exaltan un Islam con categorías que para nosotros parecen superadas; de aquí la dificultad de la intercomprensión.
–Maurice Borrmans: Todos los monoteísmos afirman la dignidad del ser humano, que debe respetar a las criaturas y llevar al mundo a su realización por respeto del proyecto divino. Por lo tanto, todo el campo ecológico forma parte del diálogo que hay que desarrollar, así como el respeto a la vida, los descubrimientos científicos, las tecnologías… Todo es parte de un proyecto divino.
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