Respuestas
Respuesta:
• Abandonar los ídolos; los falsos dioses creados por nuestro egoísmo, y centrar nuestra vida en el único absoluto; el
Dios bíblico que se nos reveló en Jesús de Nazaret. Todos
corremos el peligro de invocar al Dios auténtico y después
servir a otros dioses. El Dios a quien invocamos no puede
ser distinto del Dios de nuestra conducta.
• Asimilar cada vez más el Evangelio de Jesús; para que
esté de verdad cuestione y cambie radicalmente aquellos
aspectos de nuestra vida que estén en contradicción con el
mensaje de Jesús.
• Intentar una plena coherencia entre fe y vida; para que
no haya contradicción entre lo que pensamos y decimos y
lo que realmente hacemos. El Evangelio ha de iluminar
nuestra vida y ésta –dedicada generosamente a los
demás– debe aumentar nuestra fe. En un "convertido"
tiene que haber coherencia entre fe-sabida y fe-vivida.
Este es un binomio complementario e inseparable
Explicación: