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Respuesta:
El urbanismo fragmentador comprende una práctica institucionalizada que genera severos impactos sobre la vida cotidiana de los habitantes de la ciudad. Superar dicha práctica implica incurrir en la búsqueda de nuevas formas de estudiar e intervenir la ciudad, para ello se requiere de un giro epistemológico que integre en toda su complejidad la relación espacio-tiempo-sociedad.
En este sentido, los diversos sesgos en que han incurrido los estudios urbanos tradicionales al tratar el tiempo y el espacio como categorías neutras, han contribuido a la formalización de una práctica urbanística que interviene sin considerar la complejidad espacial que encierra su acción. Se puede encontrar claros ejemplos de esta situación en los estudios enfocados en describir los procesos de fragmentación y segregación en la ciudad. La discusión de los antecedentes hasta aquí expuestos permite considerar la necesidad de incorporar en este giro epistemológico a lo menos tres aspectos: i) el espacio y el tiempo como producciones sociales, ii) las prácticas móviles de la sociedad que generan interacción entre los fragmentos en que ha sido descompuesta la ciudad, y iii) el rescate de las formas de apropiación espacial de los sujetos, mediante sus prácticas y significaciones.
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