¿Por qué consideramos que el rostro resulta tan
importante en el arte?
¿Qué representa?
¿Por qué?
La representación del rostro humano a lo largo de la historia se
interpreta de diferentes maneras ¿Qué cambios observan en la
imagen?
Respuestas
Respuesta:
1.- EL ROSTRO HUMANO EN LA PINTURA.
"Una noche, senté a la belleza sobre
mis rodillas. Y la encontré amarga"
J. A. RIMBAUD. (1)
"El rostro humano en la pintura" es el motivo de esta tesis. El rostro humano,
solitario o en la multitud, pues en él se encuentran a través de la historia, el hombre y
sus obras.
En todos esos rostros que habitan el imaginario del arte se incuban las
grandes preguntas, los hechos mínimos o trascendentes, el sentido de la existencia y
de la creación.
La pintura del rostro humano, es la pintura de la identidad del hombre, por
constituir una unidad cultural. Se encuentra en todos los pueblos, épocas y culturas:
Mesopotamia, Egipto, Grecia, Roma; Edad Media, Renacimiento, Tiempos Modernos
hasta nuestros días.
La sociedad humana es la gestora propia del arte. Sociedad y arte se
retroalimentan mutuamente, siendo el arte una consecuencia de la socialización y
culturización del hombre.
Si nos detenemos frente a la pintura de un rostro, sea éste el de: "MerytAmon" -XVIII dinastía egipcia-; hasta, por ejemplo: "Camarera" de Otto Dix; o,
"Marilyn Monroe" de Andy Warhol, nos enfrentamos a un continuo a través de la
historia de la humanidad. Cambian las circunstancias, las costumbres, los valores,
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creencias, vestimentas, etc., pero queda registrado lo que nos interesa: la cabeza
plena girando lentamente ante nuestros ojos.
Los primitivos pintan la piel de su rostro y de su cuerpo, con fines ritualistas,
guerreros o religiosos; ya sea para agregar un plus a su belleza; para producir temor
en sus enemigos o participar en ritos. Talvez, no sólo pintan su rostro y su cuerpo,
sino su alma: yaganes, onas, siux, aztecas, desde la misma prehistoria hasta
nuestros días: en África, en Europa, en Oceanía, en India, en China, etc., no hay
lugar de la tierra donde no esté el hombre frente a su rostro.
Aunque estamos ante un rompecabezas -desarmado como está- tendemos a
rearmarlo en nuestro imaginario en su plenitud. Buscamos el todo, la exterioridad y lo
que está adentro. Sabemos que también el artista ha intentado esta búsqueda:
"Autorretrato con la oreja vendada", Van Gogh; "Estudios anatómicos", Leonardo da
Vinci.
Así, cuando nos detenemos frente a la pintura de un rostro humano, emergen
sus significantes: la duda, lo vacío, lo pleno, la desesperación, etc., donde el arte, por
la incidencia que tiene sobre la naturaleza humana, está profundamente relacionado
con su capacidad de crear.
El retrato, obedece a pautas históricas y culturales, con objetivos
determinados. Es una señal, una invitación, Ej.: “Ester adornándose para Asuero”, de
Chasseriau; o un rechazo, una agresión, Ej.: "Saturno", de Goya. El rostro humano
es el detonante de todas las conquistas, de todas las derrotas. El rostro humano
como motivo plástico, está en todas las decoraciones de palacios, iglesias, templos,
viviendas privadas u otros lugares. Está presente en murales, cuadros de caballete,
retablos; con diferentes técnicas: fresco, temple, mosaico, vi- trales óleo;
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integrándose con plasticidad y plenitud en los espacios de los diferentes estilos
arquitectónicos: clásico, románico, gótico, barroco, rococó, neoclásico y moderno. En
todo este extenso recorrido el rostro humano ha sido intérprete de los sentimientos,
anhelos y ensueños del hombre, y que podemos ver, por ejemplo en: "Los frescos de
la Capilla Brancacci", en la Iglesia del Carmen de Florencia, obra de Masaccio, en
1428.
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