• Asignatura: Historia
  • Autor: alessandramaraviagui
  • hace 3 años

diganme un poema sobre la obra Hamlet plissss

Respuestas

Respuesta dada por: lautarodiazen
0

Respuesta:   El os dirá cantando

 

Dadle al Poeta

la cuchara del albañil.

 

Dadle la cal

y los cantos de las cunas.

 

Dadle las palabras

que crecen entre surcos.

 

Dadle todas las lágrimas

que contiene una hora de vida.

 

Dadle la música

de los silencios ciudadanos.

 

Y dadle un poco de viento

para que pueda fabricar los sueños.

 

Dadle al Poeta

la sal ardida del mar.

 

Dadle el primer impulso de las vírgenes,

y la primera mentira

que nuestros hijos encienden.

 

Y un poquito de Luz,

un poquito de Luz como una rosa.

 

Dadle los rostros y las cosas

sin términos gastados.

 

Y la mirada recta de los simples.

 

Me diréis: ¿Para qué,

si los Poetas, tienen

la luna y los espejos?

 

Es que el canto se ha deshecho

y nos quedan hilachas

como el humo de los trenes.

 

Entonces,

dadle al Poeta

la cuchara del albañil.

 

El os dirá cantando

cómo se construyen los hombres puros.

 

 

  El pájaro es igual que el corazón

 

El pájaro es igual que el corazón

y a veces se distrae

en contemplar su propio drama.

 

Un hombre,

un pobre hombre,

un día tiene un gesto como si diera al tiempo

su propio ser,

su dimensión de alfarería.

 

El hombre mira para adentro

toma su historia por las hojas,

se hace el héroe,

como podría hacerse el asesino,

pero tiene sentido,

percepción de su imagen,

y el hombre,

el pobre hombre,

dispone un bofetón

que enrojece hasta el cielo de vergüenza.

 

Un hombre es sólo un hombre;

un héroe es sólo un héroe.

Un corazón es sólo un corazón

que canta

que transita

que comparte,

y a veces,

a pocas veces,

disculpa al padre y al abuelo

o los ama entrañablemente y justifica,

o les enseña a hablar.

 

Un corazón es sólo un corazón,

que pueblo a pueblo se amanece.

 

El pájaro es igual

y nadie sabe dónde muere.

 

 

  Poema once

 

Puesto que no se trata, digamos, de nosotros,

de ti o de mi, sino de todos,

es que a veces la soledad nos muerde

como un perro en la tarde, como un misterio,

como una incertidumbre.

Puesto que no se trata de ponerse la ropa

o desnudarse delante de la gente.

Puesto que no se trata de vivir hacia atrás,

entre espejos de historias ni memorias,

ni se trata tampoco de iluminar la escena

ni maquillarse el rostro para un dispuesto aplauso,

es como si todo fuera a amanecer

desamparado, inútil, tonto.

Puesto que no se trata de robar a los otros.

Ni tampoco, quizá, de que nos roben.

No se trata de hacer que nos dispongan

alguna sociedad para la muerte,

ni tampoco perder la dignidad que queda

en los acuerdos de relaciones públicas.

Puesto que todo se halla así, como dispuesto

por una autoridad incompetente,

puesto que nadie dice la palabra

ni el eco, ni lo pensado anoche,

es una soledad como un misterio,

absurda, cómica,

insondable.

 

 

  Y ésta, mi mano sabia

 

Porque la mano es simple, es tonta, es importante

y es cuidando la palabra, indispensable.

La mano es caridad cuando recibe la limosna

y no cuando la da;

la mano es la ternura cuando sale

a saludar al viajero y a la gente

desde el borde ocreverde del camino;

la mano es la justicia cuando acaricia a un perro

y es un perro cuando baja la espalda;

la mano es la música del brazo,

la voluntad debajo de la frente,

el vuelo imperceptible del cerebro;

la mano es el adiós de los suicidas

y la presentación del asesino;

la mano es, además, la fuente del milagro,

la que indica el furor,

la que analiza, investiga las cosas,

la que vuelca aquella caja antigua

de las fotografías familiares

y la que da la cachetada,

la que señala

y apunta al corazón y se persigna

o se esconde la luna en el bolsillo.

Ésta, mi mano que estudió la ciencia

y se ganó sabiduría

acariciando el alma de tu piel

y descubriendo tu sexo en su ternura.

 

 

 

 

 

Nadie puede darnos un día feliz

si no lo hacemos antes florecer

adentro nuestro, así como los árboles

tienen la primavera en las raíces

antes de reventar en el retoño.

Y nadie puede herirnos con palabras

si previamente nosotros no tenemos

la muerte en las entrañas,

el alma predispuesta hacia el otoño.

Por eso algunos días nos parecen

destinados a justificar todas las rosas

que nos brotan entre la sangre antigua.

 

 

  Gente

 

Hay gente que con sólo decir una palabra

enciende la ilusión y los rosales;

que con sólo sonreír entre los ojos

nos invita a viajar por otras zonas,

nos hace recoger toda la magia.

Hay gente que con sólo dar la mano

rompe la soledad, pone la mesa,

sirve el puchero, coloca las guirnaldas;

que con sólo empuñar una guitarra

hace una sinfonía de entrecasa.

Hay gente que con sólo abrir la boca

llega hasta todos los límites del alma,

alimenta una flor, inventa sueños,

hace cantar el vino en las tinajas

y se queda después como si nada.

Y uno se va de novio con la vida

desterrando una muerte solitaria

pues sabe que a la vuelta de la esquina,

hay gente que es así, tan necesaria.

 

Explicación:copia nomas

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