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Respuesta:
Los triunfos y fracasos deportivos representan una buena oportunidad para reflexionar sobre el exitismo; una conducta extendida y generalizada entre millones de personas.
El exitismo parte de creer una cosa que no es. Y en ese creer, está el nudo de la cuestión, que tiene que ver con no querer ver ni aceptar una realidad diferente a la que es mi deseo.
El espejo distorsionado
Cuando alguien tiene éxito, parece subirse a una cresta de una ola imparable, que, inevitablemente, más tarde o más temprano tenderá a romper en la costa. En su ascenso, es denostado y criticado, y es blanco de todo tipo de juicios crueles sin tener empatía, la cualidad de ponerse en los zapatos del otro.
Cuando alguien fracasa o no logra los objetivos que se esperan, este hecho es igualmente tomado por un gran imaginario social como blanco de sus propias frustraciones y de la inhabilidad de esas personas para moverse de dónde están, para conquistar y generar lo nuevo, aunque fracasen.
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