• Asignatura: Inglés
  • Autor: jhonrestrepoorrego
  • hace 3 años

DRACULA

Just as I had come to this conclusion, I heard a heavy step approaching behind the great door, and saw through the
chinks the gleam of a coming light. Then there was the sound of rattling chains and the clanking of massive bolts
drawn back. A key was turned with the loud grating noise of long disuse, and the great door swung back.
Within, stood a tall old man, clean shaven save for a long white moustache, and clad in black from head to foot,
without a single speck of colour about him anywhere. He held in his hand an antique silver lamp, in which the flame
burned without a chimney or globe of any kind, throwing long quivering shadows as it flickered in the draught of the
open door.
The old man motioned me in with his right hand with a courtly gesture, saying in excellent English, but with a strange
intonation.
"Welcome to my house! Enter freely and of your own free will!"
He made no motion of stepping to meet me, but stood like a statue, as though his gesture of welcome had fixed him
into stone.
The instant, however, that I had stepped over the threshold, he moved impulsively forward, and holding out his hand
grasped mine with a strength which made me wince, an effect which was not lessened by the fact that it seemed
cold as ice, more like the hand of a dead than a living man.
Again he said.
"Welcome to my house! Enter freely. Go safely, and leave something of the happiness you bring!" The strength of
the handshake was so much akin to that which I had noticed in the driver, whose face I had not seen, that for a
moment I doubted if it were not the same person to whom I was speaking.
So to make sure, I said interrogatively, “Count Dracula?" He bowed in a courtly was as he replied, "I am Dracula, and
I bid you welcome, Mr. Harker, to my house. Come in, the night air is chill, and you must need to eat and rest." As he
was speaking, he put the lamp on a bracket on the wall, and stepping out, took my luggage. He had carried it in
before I could forestall him. I protested, but he insisted. "Nay, sir, you are my guest. It is late, and my people are not
available.
Let me see to your comfort myself. "He insisted on carrying my traps along the passage, and then up a great winding
stair, and along another great passage, on whose stone floor our steps rang heavily.
At the end of this he threw open a heavy door, and I rejoiced to see within a well-lit room in which a table was spread
for supper, and on whose mighty hearth a great fire of logs, freshly replenished, flamed and flared.
The Count halted, putting down my bags, closed the door, and crossing the room, opened another door, which led
into a small octagonal room lit by a single lamp, and seemingly without a window of any sort. Passing through this,
he opened another door, and motioned me to enter. It was a welcome sight. For here was a great bedroom well
lighted and warmed with another log fire, also added to but lately, for the top logs were fresh, which sent a hollow
roar up the wide chimney. The Count himself left my luggage inside and withdrew, saying, before he closed the door.



me lo traducen porfavor

Respuestas

Respuesta dada por: jnreyes83
1

Respuesta:

DRÁCULA

Justo cuando había llegado a esta conclusión, escuché un paso pesado acercándose detrás de la gran puerta, y vi a través del

resuena el destello de una luz que se acerca. Luego se oyó el sonido de cadenas traqueteando y el sonido de pernos masivos

despintado. Se hizo girar una llave con el fuerte chirrido de mucho tiempo en desuso, y la gran puerta se abrió.

Dentro, estaba un anciano alto, bien afeitado salvo por un largo bigote blanco, y vestido de negro de la cabeza a los pies.

sin una sola mancha de color a su alrededor en ninguna parte. Sostenía en su mano una lámpara de plata antigua, en la que la llama

quemado sin una chimenea o globo de ningún tipo, arrojando largas sombras temblorosas mientras parpadeaba en la corriente de la

puerta abierta.

El anciano me hizo un gesto con la mano derecha con un gesto cortés, diciendo en excelente inglés, pero con un extraño

entonación.

"¡Bienvenido a mi casa! ¡Entra libremente y por tu propia voluntad!"

No hizo ningún movimiento para acercarse a mí, sino que permaneció de pie como una estatua, como si su gesto de bienvenida lo hubiera fijado.

en piedra.

Sin embargo, en el instante en que crucé el umbral, se movió impulsivamente hacia adelante y extendió la mano.

agarró el mío con una fuerza que me hizo estremecer, un efecto que no disminuyó por el hecho de que parecía

fría como el hielo, más parecida a la mano de un muerto que a la de un hombre vivo.

De nuevo dijo.

"¡Bienvenido a mi casa! Entra libremente. Ve con cuidado y deja algo de la felicidad que traes!" La fuerza de

el apretón de manos era tan parecido al que había notado en el conductor, cuyo rostro no había visto, que durante un

En ese momento dudé si no era la misma persona con la que estaba hablando.

Así que para asegurarme, dije interrogativamente: "¿Conde Drácula?". Se inclinó en un tono cortés mientras respondía: "Soy Drácula, y

Le doy la bienvenida, Sr. Harker, a mi casa. Entra, el aire de la noche es frío y debes comer y descansar ".

estaba hablando, puso la lámpara en un soporte en la pared, y saliendo, tomó mi equipaje. Lo había llevado en

antes de que pudiera adelantarme. Protesté, pero él insistió. "No, señor, usted es mi invitado. Es tarde, y mi gente no está

disponible.

Déjame ocuparme yo mismo de tu comodidad. "Insistió en llevar mis trampas a lo largo del pasaje, y luego por un gran sinuoso

escalera, ya lo largo de otro gran pasillo, en cuyo suelo de piedra nuestros pasos resonaban pesadamente.

Al final de esto, abrió una pesada puerta y me regocijé al ver dentro de una habitación bien iluminada en la que había una mesa extendida.

para la cena, y en cuyo poderoso hogar un gran fuego de leños, recién reabastecidos, flameados y resplandecientes.

El Conde se detuvo, dejó mis maletas, cerró la puerta y, cruzando la habitación, abrió otra puerta que conducía

en una pequeña habitación octagonal iluminada por una sola lámpara, y aparentemente sin una ventana de ningún tipo. Pasando por esto

Abrió otra puerta y me indicó que entrara. Fue un espectáculo bienvenido. Porque aqui habia un gran dormitorio bien

encendido y calentado con otro fuego de leña, también añadido pero últimamente, porque los leños superiores estaban frescos, lo que envió un hueco

rugir por la amplia chimenea. El propio Conde dejó mi equipaje dentro y se retiró, diciendo, antes de cerrar la puerta.

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