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Explicación:Después de la fecundación, a la vez que el rudimento seminal se convierte en semilla, comienza la transformación de las paredes del ovario para formar el fruto. Se puede considerar al fruto como el órgano que contiene a la semilla hasta el final de su maduración. Es un ovario maduro con algunas partes añadidas como el receptáculo, cáliz y brácteas. El fruto no sólo protege sino que también ayuda a la dispersión de la semilla, bien de forma activa o pasiva. Algunas semillas no pueden germinar a no ser que hayan pasado antes por el tracto digestivo de un animal.
En páginas anteriores mencionamos que la organización histológica del ovario era similar a una hoja con dos epidermis, una externa y otra interna, y un parénquima con haces vasculares rudimentarios entre ellas. El crecimiento y la diferenciación histológica de estas paredes origina lo que llamamos el pericarpo, que es en realidad el fruto, excluyendo a las semillas que contiene. El pericarpo está formado por: exocarpo, mesocarpo y endocarpo. El exocarpo recubre al fruto y el endocarpo a la semilla. Ambos son de tipo epidérmico. Entre ambos se encuentra el mesocarpo, que está formado por parénquima de reserva o esclerénquima. Un fruto simple está compuesto por un carpelo, o por varios carpelos fusionados de una misma flor. Por ejemplo, el melocotón o el tomate. Tales frutos se desarrollan desde flores con el ovario súpero (ver apartado de la flor). Un fruto agregado es aquel que consta de varios carpelos separados, todos de la misma flor. Por ejemplo, la fresa y las moras. Un fruto múltiple o compuesto es aquel que se forma de la fusión de varias flores, tales como la piña. Hay especies de plantas en las que en la formación del fruto también intervienen otras partes de la flor además del ovario. Son los llamados frutos accesorios o complejos, como las manzanas y los pepinos, en los cuales el fruto está formado por el pericarpo más otros tipos de tejidos. Los frutos accesorios pueden ser simples, agregados o múltiples.
Los frutos se denominan dehiscentes si se abren en algún momento dejando libre las semillas o indehiscentes si el pericarpo está firmemente adherido a la semilla hasta que termina por descomponerse. Las tres capas del pericarpo varían en estructura y dimensiones dependiendo del tipo de fruto, pero en general podemos diferenciar dos tipos de frutos según su consistencia: los secos y los carnosos.
Frutos secos. El pericarpo es membranoso o coriáceo, poco desarrollado y poco hidratado. Hay tres tipos (Figura 1): 1. dehiscente procedente de un solo carpelo, como los frutos tipo legumbres; 2. dehiscente procedente de varios carpelos, como por ejemplo los frutos tipo cápsula de algunas plantas del género Hypericum; 3. indehiscente formando frutos compactos de tipo cariópside, como es el caso de la mayoría de las gramíneas