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Nuestro periodo de estudio muestra un clima surcado por crisis, paradojas y enfrentamientos, en un contexto en que germinan nuevos movimientos sociales. Se inicia con el primer golpe de Estado que quiebra el orden formal constitucional y provoca el derrumbe del proyecto liberal agroexportador junto con la restauración del conservadurismo de tintes nacionalistas. Estos vertiginosos cambios políticos y económicos son acompañados desde lo demográfico con la ruptura de diversas tendencias: se hace visible el descenso de la fecundidad, los saldos migratorios europeos se vuelven negativos, se profundiza la migración interna y se inauguran los casamientos entre cónyuges que pertenecen a la primera generación de argentinos. La elite política aristocratizante muestra, en lo poblacional, una visión tradicional del rol de la mujer y una mirada racista de los flujos migratorios. En este trabajo indagamos el papel del Estado como receptor de las ideas, demandas y presiones que le exponían diferentes sectores sociales. Nos preguntamos cuáles eran los “problemas” y cuáles las “soluciones” que planteaban al Estado los industriales, los militares, los obreros y los profesionales de la salud pública sobre las variables demográficas; qué políticas formuló el Estado en respuesta a estos reclamos, y cuáles eran sus relaciones y discursos en el marco de los intensos debates poblacionales del periodo. Nuestro análisis nos exhibe un Estado firmemente interpelado, colocado en el centro de las discusiones sociales y capaz de formular un intervencionismo cuyo principal destinatario serían los sectores populares