• Asignatura: Castellano
  • Autor: alesita24
  • hace 3 años

José María Arguedas nos relata tiernamente el
warma kuyay (voz quechua que significa, amor de
niño) de Ernesto y Justina, una juvenil belleza andina
que servía en la hacienda de su tío y que sólo tenía
ojos para el Kuto, el mejor novillero del lugar. Ernesto
no entendía cómo Justina, con su cara sonrosada,
donde se dibujaba unos hermosos labios y unos
brillantes ojos negros, podía fijarse en un indio tan
feo como el Kuto.
Pero ni Ernesto ni el kuto, se habían percatado que
otro hombre también miraba a la muchacha. Era don
Froylán, el otro dueño de la hacienda, quien a pesar
de estar casado y tener nueve hijos, un día, cuando
se bañaba con los niños en la toma agua, la violó.
El chico conminó al indio en venganza. Pero el
Kuto no quería hacer nada contra su patrón. Tal vez
Ernesto cuando grande y recibido de abogado haría
algo. Su cólera los descargaba con los animales a
quienes golpeaba, salvajemente, quizá pensando
que golpeaba a quien había robado la inocencia de
Justina. Resentido y penoso, el Kuto pidió licencia y
se fue de la hacienda a otro pueblo, ante el llanto de
la tía de Ernesto, que lo quería como a un hijo.
Desde ese entonces, la hacienda se quedó sin
figura del indio tosco que robaba los suspiros de
Justina. Ernesto se quedó en la hacienda, mirando
de lejitos a la protagonista se su warma cuyay quien
olvidaba sus tristezas cantando.​

Respuestas

Respuesta dada por: vilmaraschneider
2

Respuesta:

no se

Vi Dudu Vi

Vi Dudu Vi Vi Dudu Vi Vi Dudu Vi Vi Dudu Vi pq não vai mais vim então

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