Respuestas
.
Cada cual tiene trip en el bocho. Cornelio Saavedra era un notable comerciante de Buenos Aires que mantenía buenas relaciones con la élite. Su vida dio un giro en 1807, durante la segunda invasión inglesa, cuando fue elegido por los patricios como jefe de las milicias. Luchó y venció, y de allí en adelante se consolidaría su perfil militar. En cambio, Mariano Moreno era un protoburgués de clase media. Estudió leyes en la Universidad de Chuquisaca, Bolivia. Durante la fallida revolución de enero de 1809 encabezada por Álzaga, su referente político, fue el abogado de la Audiencia que buscaba darle legitimidad a Liniers en su cargo de virrey (conflicto de intereses a la orden).También era periodista y junto su hermano fundó el diario “La Gazeta de Buenos Ayres”, vehículo por el cual divulgaba su ideología.
“Saavedra buscaba autonomía, aunque dentro de la monarquía española. Comulgaba con la idea de que los vecinos pudiesen elegir las propias autoridades en el Río de la Plata y manejar su propia economía; pero no por ello pretendía dejar de tener al rey de España como un símbolo. Planteaba una especie de monarquía federal. Era un proyecto revolucionario, pero moderado” afirma Gabriel Di Meglio. En cambio, Moreno era un renovador en términos progresistas. Quería un cambio más radical, abarcando todo el orden económico y político heredado de la colonia, lo que incluía per se transformaciones en las estructuras sociales. “El proyecto de Moreno (y en su versión extrema, de Castelli) implicaba una modificación mucho más profunda sobre el Río de la Plata. Buscaba romper con España y alcanzar la independencia total; aunque no lo dice abiertamente, lo propone”, concluye Di Meglio. En efecto, se trata de dos posiciones políticas diferentes dentro del bando revolucionario. De todos modos, ambos tenían un punto común. Según Ana Laura Sucari, socióloga y doctora en historia, los dos estaban de acuerdo en que en el Río de la Plata y en las Provincias Unidas debía funcionar una economía de libre comercio.
Rivalidad, muerte y misterio. “Saavedra y Moreno eran fuertes adversarios que disputaban la administración de un futuro político, no enemigos. Estaban enfrentados, sí. Pero porque cada uno hacía su juego y ese era el método para sobrevivir en la esfera política. Comparten una situación de crisis con miradas distintas. Ambos defienden la factibilidad de poner en marcha su pensamiento en un contexto internacional sumamente complejo”, infiere Rodríguez Aguilar.
En estas instancias, Saavedra no sólo era respaldado por “el pueblo” (vecinos con derecho a voto) sino además, contaba con el apoyo de los diputados de las provincias del interior. Ocurre que, avanzado diciembre, la Junta se transformó en La Junta Grande, lo que implicó que a la conformación inicial del gobierno se le sumaran representantes de las demás provincias. Todos eran saavedritas. Moreno, por su parte, sostenía la tesis de Buenos Aires “como la hermana mayor” del resto del territorio, es decir, apostaba a que la capital porteña siguiera tomando las decisiones que afectaban a toda la extensión del Río de la Plata. Asimismo, sabía que en este nuevo esquema sus ideas eran la minoría. Quizás por ello renunció a su puesto en la Junta y solicitó el cargo diplomático en Londres.
”.
Otro detalle que eventualmente podría abogar a favor de la hipótesis de un asesinato, es la firma de un contrato entre Cornelio Saavedra y el norteamericano David Curtis de Forest. En aquel se establecía que Curtis de Forest desempeñaría la misma función que Moreno en Londres, toda vez que “el doctor dos Mariano Moreno hubiere fallecido o por algún accidente imprevisto, no se hallare en Inglaterra…”. “Si bien Moreno murió en altamar y varias posturas sostienen que fue envenenado por órdenes de Saavedra, yo entiendo que no fue así. Mariano eligió irse a un exilio en una franca de un gobierno que mayoritariamente era saavedrista”, afirma Sucari. Por su parte, Rodríguez Aguilar sentencia: “Atribuirle la responsabilidad a Saavedra es una estrategia que hace el grupo morenista a partir de la defunción de él. El presidente de la Junta no tuvo nada que ver. Tampoco hay certeza de que Moreno haya sido realmente envenenado. En esa época mucha gente perecía durante los viajes en barco. Con este desenlace Moreno se convirtió en una figura romántica. Qué hubiese ocurrido si hubiera seguido con vida, sólo pertenece al universo de las especulaciones”.
Han pasado más de 200 años de la muerte de Mariano Moreno y al día de la fecha su causa constituye un misterio. Lo cierto es que sus ideas, luego de su deceso cobrarían protagonismo y serían incluso mayoritarias, principalmente a partir de 1812 con la sociedad patriótica.