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Los revolucionarios parisinos que tomaron la Bastilla el 14 de julio de 1789 portaban dos símbolos: le drapeau tricolore o bandera tricolor con el azul, blanco y rojo y, al mismo tiempo, unas escarapelas con los mismos colores en su indumentaria. Este emblema nacional francés no es el único, pues también existen otros que surgieron durante la etapa revolucionaria: el gallo, el himno de la Marsellesa y la figura femenina de Marianne como representación alegórica de la República Francesa.
El adorno de la escarapela francesa se hizo tan popular que en pocos años fue adoptado por otros países. Así, los patriotas españoles que se defendían de los invasores franceses en la guerra de la Independencia portaron este emblema con los colores de la bandera nacional. En los años sucesivos las naciones americanas que se independizaron de España también incorporaron escarapelas para ensalzar el orgullo patriótico de las nuevas naciones independientes.