analice y escriba los principales aspectos de vivr en un país plurinacionalista e intercultural​

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Respuesta dada por: diazkaren2016
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Introducir el término plurinacional en la Constitución implicaría probablemente una reforma agravada del texto: al menos dos tercios de los diputados deberían aprobar la reforma; el Senado tendría que validarla; habría que convocar elecciones; y las nuevas Cortes tendrían que volver a aprobar el texto, además de organizar un referéndum. Salvo que lo que se pretenda sea reconocer el derecho de autodeterminación, lo que se busca se puede conseguir mediante otras vías menos gravosas.

Quizá estirando un poquito por allí y por aquí, podríamos evitar la reforma a través de los estatutos de autonomía.

El encuentro entre diversas culturas provoca conflictos inevitables en

función de la diversidad de valores y de costumbres, como de hecho ha venido

pasando históricamente al interior de las naciones, entre los diversos pueblos

y grupos humanos que las configuran. Pero el auténtico conflicto proviene, no

tanto de las diferencias culturales, como de las diferencias económicas, y la

desigualdad social y política que estas conllevan.

Los medios de comunicación, los gobiernos, la Administración, es decir,

el poder establecido tiende a analizar la relación con las personas extranjeras

en términos de “problema”: los problemas que “ellos” nos causan a “noso-

tros”. Pero se tiende a ignorar sistemáticamente los “problemas” que “noso-

tros y nosotras” les causamos a “ellos y ellas”.

Ya en el preámbulo, la Ley de Calidad (LOCE) reflejaba esta visión ses-

gada al sostener que esa ley pretendía “ofrecer una respuesta a los problemas

que plantea la inmigración”. Y, como dice Besalú (2002, 51), “si los inmi-

grantes son vistos como un problema ante el que hay que prevenirse, si son

representados como invasores que no nos pueden traer más que conflictos y

resquebrajamientos, no debería extrañarnos las dificultades que comporta su

integración social”.

Sentimos “amenazada” nuestra identidad y cohesión (cuando ninguna so-

ciedad ni Estado ha tenido nunca una cultura nacional unificada) por la pre-

sencia de personas extranjeras con valores culturales y religiosos diferentes a

los de la sociedad de acogida, y percibidos por algunos/as como “incompati-

bles”.

Surgen así nuevas formas de conflictos que van desde la exclusión de las

minorías que se perciben diferentes hasta el incremento del racismo y la into-

lerancia, pasando por el cuestionamiento de los valores democráticos y la

aplicación de los derechos a todos y todas en igual medida.

Los partidos conservadores occidentales han hecho aparecer a los extran-

jeros y a las minorías como los responsables de una erosión de los estándares

de la cultura nacional, al grito de “se está bajando el nivel”. Utilizando el des-

censo de las puntuaciones en pruebas de aptitud escolar como pruebas empíri-

cas, se ha pintado un cuadro dantesco en el que aparecía un sistema escolar

completamente desquiciado, con un fracaso escolar y un nivel de conflicto

dramáticos. Los medios de comunicación contribuyeron difundiendo casos

esporádicos de conflictos escolares como si esa fuera la tónica general de los

centros educativos. Los políticos conservadores han comenzado una campaña

sistemática de unión entre inmigración y delincuencia. Los periódicos y los

telediarios representaron su parte insistiendo en “bandas de colombianos”,

“mafias del este”, etc. De este modo, muchos ciudadanos y ciudadanas co-

menzaron a ver a los inmigrantes como un peligro y una amenaza.

Pero nos tenemos que plantear si el “gran problema” es la inmigración o

es la estructura económica en la que situamos a las personas extranjeras po-

bres que llegan. Como dice Kenneth Galbraith (1992), son necesarios los po-

bres en nuestra economía para hacer los trabajos que los más afortunados no

hacen. Por eso, el suministro de trabajadores/as extranjeros en las tareas para

las que no hay ya disponibles trabajadores/as nativos ha sido algo aceptado y

perfectamente organizado. Esto crea la necesidad de un reabastecimiento o de

algo menos agradable: mantenerles en continuo y respetuoso sometimiento.

de la clase. Muchos de los docentes

consultados emplean sustantivos como “incapacidad”, “frustración” para des-

cribir cómo se enfrentan en sus aulas a una nueva realidad. La frustración y la

incapacidad de los profesores y profesoras responden a la falta de preparación

de los docentes para afrontar la realidad multicultural.

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