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porque Comúnmente se ha asociado la repugnancia a heridas profundas, granos, comida en mal estado, insectos o, incluso, deformidades en el aspecto físico de una persona. Sin embargo, es ahora cuando por primera vez se ha mostrado que este sentimiento se produce porque se asocia a un peligro de contagio de enfermedad
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El sentimiento de asco por ciertos alimentos no se suele manifestar hasta pasados los tres años de vida y la comida tiene un papel importante de regulación emocional
Pero, ¿crees que el asco es innato o, en cambio, se trata de una emoción aprendida? Al parecer, tal como dice Mar Argüello, psicóloga del centro psicológico Cepsim, la capacidad de sentir asco es innata, pero aquello a lo que sentimos asco se adquiere en el transcurso de los primeros años de vida mediante la socialización: «Se ha comprobado que los niños pequeños no sienten asco hacia sustancias, objetos y olores hasta los 3 años por lo que, en su misión adaptativa de protección, diríamos que es algo caprichoso».
Según Pablo Ojeda, la mayor tendencia a sentir asco se da entre los 6 y los 12 años, y el entorno, principalmente la escuela o casa, es primordial porque influyen de manera directa». Esta sensación que tan poco nos gusta se manifiesta de forma universal y de la misma manera: arrugamos la nariz, los labios superiores se elevan y las comisuras de la boca descienden; «cuando el asco es muy fuerte la lengua sale de la boca ligeramente», señala la psicóloga.
Curiosamente, la aversión o el que no nos gusten algunos alimentos se puede reeducar más fácilmente que el asco, pero si a alguien le da asco comer un tipo de alimento o preparado será algo que probablemente no cambie en toda su vida, tal como dice la experta en nutrición Laura Isabel Arranz.
Pero que algo sea desagradable no significa que no tenga una función adaptativa... En muchas ocasiones nos aleja de aquello que nos puede dañar o hacer enfermar y la conducta que surge cuando sentimos asco es alejarnos. «La psicología del asco trata de observar qué hace que algo nos pueda resultar asqueroso, repulsivo o aversivo», dice Mar Argüello. Junto con el miedo, su emoción hermana, conduce a que se produzca un alejamiento inmediato de lo asqueroso con reacciones fisiológicas intensas como la naúsea o el vómito.
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