• Asignatura: Historia
  • Autor: dantepachauridiaz
  • hace 3 años

D. Después de usar al bambú, el hombre:
a. se sintió satisfecho
b. lloró
c. sonrió
Había una vez un maravilloso jardín, situado en el centro de un campo. El dueño acostumbraba pasear por él, al sol del atardecer, luego de haber trabajado toda la mañana en el cuidado de sus plantas.
Un esbelto bambú era el más bello y estimado de todos los árboles de su jardín. Este bambú crecía y se hacía cada vez más hermoso, gracias al esfuerzo de su dueño, quien día a día trabajaba en él. El bambú sabía que su señor lo amaba y que él era su alegría.
Un día, luego de la faena diaria, el dueño se aproximó a su amado bambú y, con sentimiento de profunda veneración el bambú inclinó su imponente cabeza hacía él. El señor le dijo:
—Querido bambú, yo necesito de ti. El bambú respondió:
—Señor, estoy dispuesto; haz de mí lo que quieras.
El bambú estaba feliz. Parecía haber llegado la gran hora de su vida, la misión que tenía que cumplir: su dueño necesitaba de él y él iba a servirle.
Con su voz grave, el señor le dijo:
-Bambú, tengo que podarte.
-¿Podar? ¿Podarme a mí, señor? ¿Has trabajado tanto en mí para ahora podarme?
¡Por favor, no hagas eso! Deja mi bella figura. Tú ves cómo todos me admiran.
-Mi amado bambú —la voz del señor se volvió más grave todavía-, no importa que te admiren o no te admiren, si yo no te podara, no podría usarte.
El jardín entero quedó en silencio... el viento contuvo la respiración. Finalmente, el bello bambú se inclinó y susurró:
-Señor, si no me puedes usar sin podar, entonces procede como quieras. Así como tú trabajaste en mí, ahora yo trabajaré para ti.
-Mi querido bambú, también debo cortar tus hojas.
El Sol se escondió detrás de las nubes... unas mariposas volaron asustadas. El bambú temblando y a media voz dijo:
-Señor, córtalas.

Dijo el señor nuevamente:
-Todavía no es suficiente, mi querido bambú, debo además cortarte por el medio y sa- carte el corazón. Si no hago esto, no podré usarte.
-Por favor, señor -dijo el bambú- ya no podré vivir más. ¿Cómo podré vivir sin corazón?
-Debo sacarte el corazón, de lo contrario no podré usarte. Hubo un profundo silencio, algunos sollozos y lágrimas cayeron. Después el bambú se inclinó hasta el suelo y dijo:- Señor, poda, corta, parte, divide, saca mi corazón, tómame por entero.
El señor deshojó, arrancó, partió y le sacó el corazón al bambú.
Después llevó al bambú y lo puso en medio de un árido campo. Cerca de una fuente brotaba agua fresca. Ahí el señor acostó cuidadosamente en el suelo a su querido bam- bú: ató uno de los extremos de su tallo a la fuente y el otro lo orientó hacia el campo. La fuente cantó dando la bienvenida al bambú. Las aguas cristalinas se precipitaron alegres a través del cuerpo del bambú y corrieron sobre los campos resecos que tanto habían suplicado por ellas. Ahí se sembró trigo, maíz, soya y se cultivó una huerta. Los días pasaron y las semillas brotaron, crecieron y todo se volvió verde... y vino el tiempo de cosecha.
Así, el tan maravilloso bambú de antes, en su despojo, en su destrucción y en su humildad, se transformó en una gran bendición para toda aquella región.
Cuando él era grande y bello, crecía solamente para sí y se alegraba con su propia imagen y belleza. Ahora, fruto del esfuerzo, cuidado y trabajo del hombre, pudo servir a los demás.
En su despojo, en su entrega, él se volvió un canal del cual el señor se sirvió para hacer fecundas sus tierras. Y muchos, muchos hombres y mujeres encontraron la vida y vivieron gracias al sacrificio del bambú.


dantepachauridiaz: lean la historia y responden la pregunta de arriba

Respuestas

Respuesta dada por: montse070406
1

Respuesta:

Se sintió satisfecho.

Espero haberte ayudado.

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