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Relato generacional
JOAN BARRERA,Barcelona - 27/12/2018 - 00:05 h
No acostumbro a hacer previsiones a largo plazo ni mucho menos una retahíla de buenos propósitos como los que son habituales en las cercanías del año nuevo. Me ciño más al trabajo diario, valoro la perseverancia y la tenacidad y, en definitiva, procuro pasar revista a las cosas y a los comportamientos más inmediatos, como una suerte de análisis al que todos nos vemos abocados.
Esto no quiere decir que, de vez en cuando, a uno le dé por repasar la historia, que no sería otra cosa que los años vividos y de los cuales se pueden dar referencias ciertas. Los años son, o al menos eso pienso, un cúmulo de experiencias de toda clase. Unas personales, las más, y otras colectivas, producto de la época que nos ha tocado vivir. Se puede decir que repasarlas es un ejercicio de nostalgia por aquello que fuimos y no somos. En mi caso, como a muchos de mi generación, esta mirada introspectiva que pasó del gris a una infinidad de colores suma más que resta. Fuimos los protagonistas de un cambio social como en el futuro lo serán las nuevas generaciones, cada vez más conscientes de su capacidad para transformar el mundo y de un entorno de libertad impensable hasta hace relativamente pocos años.
Discrepo del criterio de que por primera vez habrá una generación que viva peor que sus padres. Depende de cómo nos lo miremos, porque en la sociedad actual, a pesar de que los modelos de trabajo cambian vertiginosamente, hay muchas más garantías sociales de las que había hace tan solo cincuenta años. Cierto que nada es fácil y que en el camino habrá dificultades, pero nunca las mejoras o los cambios han llegado por generación espontánea. Tenacidad y perseverancia.
Si algo me sorprende del momento actual es la facilidad con que podemos construir el imaginario a base de consignas. Frases lapidarias, perfectamente trabadas, foneticamente impactantes y con demasiada frecuencia carentes de consistencia.
Reconozco y acepto, yo también lo hice, que cualquier nueva generación necesita marcar un perfil propio, pero me parece desafortunado que en ese necesario examen del pasado se introduzcan elementos que desacreditan la misma propuesta de futuro. Pienso en la expresión ‘Tombem al règim’ (Tumbemos al régimen), que encabezó la manifestación del pasado viernes en Barcelona y que más allá de lecturas políticas esconde un mensaje subliminal más profundo y es el que recrimina a una parte de la sociedad, los de mi generación, que hayamos vivido aletargados sin tener en cuenta cómo se fundamentó y se amplió el régimen de libertades que con errores y aciertos nos ha permitido llegar a dónde estamos.
No pretendo que esta reflexión sincera se enmarque en ésta u otra opción política. La modesta intención de este bloc es huir de esta clase de posicionamientos y descubrir que más allá de las frases lapidarias y de las consignas, sean del color que sean, existe otra realidad formada por miles de ciudadanos que trabajan por salvar su día a día y que en la compleja construcción del futuro exigen que los llamados derechos sociales, tan imprescindibles como los derechos civiles y políticos, no pasen a ser reclamaciones de segunda.
Hay artistas, intelectuales, poetas, pintores, cantantes que nos ayudan a definir una época. La cultura es una herramienta esencial para construir el futuro. Todos somos hijos de un presente y de un pasado por mucho que haya quien pretenda, en un ejercicio estéril, parar el reloj y comenzar intachable un tiempo nuevo. Empieza un nuevo año. Me gustaría que el diálogo nos sirviera para construir los puentes hacia una sociedad cada vez más justa e igualitaria, conscientes, todos, que sólo se hace camino al andar.
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- Espero que te ayude por que yo ise asi