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La investigadora peruana Rosario Olivas, Premio Nacional de Gastronom�a en Espa�a, ha publicado "La Cocina de los Incas", un estudio sobre las costumbres gastron�micas, los banquetes, las t�cnicas y utensilios empleados durante el Imperio del Tahuantinsuyo.
Olivas se�al� a EFE que para los incas no exist�a la profesi�n de cocinero y que su sistema de preparar banquetes era muy singular, com�an sin excesos y beb�an "hasta emborracharse".No faltaba comida "pero tampoco comet�an excesos", se�al�.
El Inca Garcilaso de la Vega se�ala que se consum�a tanta chicha (bebida a base de ma�z fermentado) en la casa del inca que "casi no hab�a cuenta ni medida" y que, si bien los nobles incas no beb�an mientras com�an "despu�s de la comida ...tomaban hasta la noche".
El Inca era servido por 20 �ustas (mujeres en quechua) y 400 hijos de se�ores, pero luego de ser servido nadie tocaba los restos de sus alimentos, que eran acumulados para la "vida posterior", explica la investigadora.
Olivas cita diversas cr�nicas que sostienen que los incas no eran enterrados sino que sus cuerpos eran momificados y se conservaban en sus terrenos, con su servidumbre, casi como si estuvieran vivos.
Se alimentaban del esp�ritu mismo de los alimentos (sami) que hab�an comido y que una vez al a�o eran quemados para que se los llevara el viento, "porque nadie pod�a tocarlo", indic� la secretaria general de la Academia Peruana de Gastronom�a.
El conquistador espa�ol, Pedro Pizarro, relata que encontr� en un dep�sito huesos de aves, mazorcas de ma�z y ropa que hab�a comido el �ltimo inca Atahualpa.
Los pobladores del Tahuantinsuyo -que abarc� Per�, Bolivia, Ecuador, el sur de Colombia y el norte de Chile y Argentina- no com�an carne en la vida cotidiana porque la reservaban para las fiestas.
La carne estaba reservada para la nobleza, y el inca s�lo com�a carne de llama blanca de raza "cuyro", que tambi�n era usada para el sacrificio.
Los patos y cuyes o conejillos de indias blancos tambi�n formaban parte del men� del llamado "Hijo del Sol", as� como las papas (patatas) de la primera cosecha en todo el territorio del imperio.
Los habitantes del Tahuantinsuyo organizaban muchas fiestas pues todo suceso importante (nacimientos, el primer corte de pelo, bodas, entierros y otros) era buen motivo para pasar d�as y noches bailando, narra Olivas en su libro.
Compart�an "lo que llevaban", se�al� Olivas, quien a�adi� que esta tradici�n todav�a se conserva en muchos de los pueblos andinos.
"La Cocina de los Incas" tambi�n revela las t�cnicas que empleaban para cocer sus alimentos con piedras calientes y envueltos en hojas.
Para conservar los alimentos no usaban la sal y no hab�a carnes saladas. En cambio los principales alimentos se llevaban hasta las partes m�s altas y heladas del Ande, donde estaban sus "almacenes frigor�ficos".
Olivas, quien fue premiada en Espa�a en 1997 por su libro "La Cocina en el Virreynato", explora tambi�n en el protocolo y el servicio (vajillas) de mesa durante el periodo Inca, la comida cotidiana, y la bater�a de cocina (ollas, jarras) as� como en la despensa de los incas.
Olivas escribi� el libro tras cuatro a�os de investigaciones por diversos pueblos del ande ecuatoriano, boliviano y peruano.
En la �ltima parte de su obra, "la herencia culinaria de los incas", Olivas expone las comidas y bebidas m�s populares del Imperio que todav�a se consumen en la regi�n andina, pero en las que se puede apreciar algunos ingredientes for�neos, producto del mestizaje.
"Esta es una base del conocimiento de lo que es la cocina de los incas adaptado a la manera cl�sica, que aparece en los manuales de cocina", explic� Olivas.
"La Cocina cotidiana y festiva de los lime�os del siglo XIX" tambi�n obra de Oliva fue distinguido como el mejor libro de historia culinaria latinoamericana en Versalles, en 1999.