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Respuesta:
Usted no deja de ser un chaval de 26 años, una edad en la que todo el mundo quiere ir a mil.
R. Esta calma creo que me viene de mis padres. Mi padre es muy tranquilo. Hay veces que se pasaban dificultades económicas en el hogar y tú le veías a él y era como que no pasaba nada. Llegaba a cenar tranquilo, se reía…, pero creo que por dentro… Al final te fijas mucho en eso. Mi madre nos contaba, pues eso, tenemos esta deuda y ya la tenemos encima y no sabemos de dónde lo sacaremos… Luego mi padre se concentraba en eso y cuando llegaba a casa no decía, no tiraba los trastos desesperado… Tranquilo, tranquilo siempre hallaba una solución. No hay que precipitarse.
P. ¿Así ha gestionado el liderazgo con Landa? Ha actuado de líder sin decirlo.
R.
Cuando vinimos con Mikel sabíamos y estaba claro que él era el líder del equipo. Yo sería el segundo plan del equipo, y, luego, ¿ves?, las cosas han venido así, como con un paso acelerado. Tuve la oportunidad y la aproveché.
P. Una forma de llevar el liderazgo muy clara, sin palabrerías. Sin hacer ruido.
R. Sí, sin tirar la piedra a nadie ni decir nada. Con lo que hice fue suficiente para poder pedir que los chicos confiaran en mí.
P. ¿Qué día pensó que intentaría ganar el Giro? ¿Cuándo ganó la etapa de Frascati?
R. No, bueno. Ese día fue especial porque el día anterior estaba un poco frustrado porque perdí 46 segundos por una avería y me dolía mucho, porque yo venía con la idea de hacer un buen Giro, y me dolía mucho haber perdido por un problema tonto.
P. ¿Lo interpretó como un signo, un aviso: no llegarás a nada…?
R. Sí, sí, llegué frustrado al autobús, no quería hablar con nadie porque me dolía, interiormente me dolía, porque yo había trabajado también para este objetivo. Luego respiré y me dije, bueno, es un Giro, quedan todavía muchas etapas por delante y hoy fue hoy y mañana es un mañana, mañana no está escrito, mañana puede pasar de todo.
P. Y pasó…
R. Sabía que Frascati era una llegada en subida y yo soy muy fuerte y de una arrancada de lejos sabía que podía llegar. Salí con esa mentalidad. Había tanta tensión que un momento el equipo se dispersó, íbamos en primera fila y nos quitaron, pero empezamos a adelantar. Le hice un gesto a Rojas para que subiera conmigo y me ubicó con Amador y Landa en punta finalmente, y justo en ese momento fue la caída de Dumoulin. Quedaríamos 20 o así delante… Y arranqué en mi distancia delante de Roglic, y gané…
P. Y pese a esa demostración, ni Nibali ni Roglic le metieron en sus cálculos, siguió volando por debajo del radar. ¿Eso le ayudó?
R. Sí ayudó, sí. Yo he aprendido mucho estos últimos cuatro años, y el día anterior de que gané en Monte Bianco, vi que Roglic y Nibali se quedaron mirando en la subida a Ceresole, y me dije, ‘para mí ellos pueden ser unos aliados porque se van a cubrir entre ellos y yo puedo tener una carta libre’. Analicé bien el puerto, la bajada y luego el otro puerto de tercera, que al inicio era un poco duro y luego para empujar, y si llevabas una buena ventaja se podía incluso meter tiempo. Así fue. Y justamente ya se veía a la gente que no iba tan bien. Y en ese momento analicé: aquí es donde se va a jugar el Giro de Italia… Me eché un poco para atrás, iba tirando Caruso, y lancé el ataque, sin más.
Explicación:
espero ayudar