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Respuesta:El Conflicto del Atlántico Sur (CAS) que protagonizaron
Argentina y Gran Bretaña en 1982 sigue siendo, a tres lustros de acontecido, objeto de debates y disensos. De tales
polémicas no están exentas sus causas primigenias de ocurrencia, respecto de las cuales las principales ópticas existentes son
sistematizables en dos grandes grupos. El primero, o de causas
endógenas, nuclea aquellas posturas que consideran que el conflicto respondió principalmente a causas inherentes al sistema
político vigente en ese entonces en nuestro país. Por el contrario, el segundo grupo, o de causas exógenas, pretende ubicar al
CAS dentro del sistema político internacional existente en ese
momento, entendiendo que pueden haber existido causas cuyas
génesis se encuentran fuera de nuestro país.
La postura endógena presenta abundantes contradicciones y deja sin aclarar diversas
cuestiones de importancia; además, incurre en reduccionismo histórico al justificar un
conflicto interestatal únicamente a partir de elementos de política interna. La restante
línea de pensamiento es la menos estudiada hasta el momento, aunque sus principales
referentes efectúan una lectura errónea de la situación del sistema político internacional, que lo condiciona y limita al resultado final de la pesquisa. Por este conjunto de
razones, la presente investigación (1) explorará la corriente exógena, que suele partir del
supuesto de la escasa o inexistente relevancia estratégica del Atlántico Sur, apreciación
que no compartimos.
La importancia estratégica del Atlántico Sur
Hacia los inicios de la década del 80 el marco estratégico mundial se encontraba caracterizado por un sistema político internacional de estructura bipolar vigente desde
hacía más de tres décadas, con EE.UU. y la URSS como polos. En sus orígenes el mismo
derivó en la conformación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)
y el Pacto de Varsovia (PV), unidades diseñadas con fines defensivos para actuar en el
hipotético caso de que un conflicto entre ambos líderes hegemónicos con status de superpotencia derive en una escalada al plano militar.
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El doctor Mariano César Bartolomé
es analista estratégico.
Mariano C. Bartolomé
El Conflicto del Atlántico Sur:
la hipótesis de
una guerra fabricada
Publicado en el BCN 786
Abril/junio 1997
(1)
La presente investigación se
basa en el trabajo “El Conflicto
del Atlántico Sur: nuevas lectuBoletín del Centro Naval
Número 834
SEP / DIC 2012312 El Conflicto del Atlántico Sur: la hipótesis de una guerra fabricada
La OTAN se autolimitó operativamente al presumible teatro de enfrentamiento interbloque: el territorio continental europeo y las aguas del Atlántico Norte y sus mares adyacentes, por lo cual estableció el trópico de Cáncer como frontera meridional. Soslayó así
el hecho de que el poderío económico de las naciones aliadas estaba fundamentalmente
condicionado al libre acceso a fuentes de materias primas y mercados de ultramar o por
adecuadas Líneas de Comunicación Marítima (LCM); estas fuentes, mercados y rutas
quedaban fuera del área de seguridad aliada.
En los primeros años de la bipolaridad, la URSS no se preocupó por mantener bases extraterritoriales fuera del mencionado teatro hipotético de enfrentamiento, postura que
la llevó a carecer totalmente de las mismas hasta mediados de la década del 50. En esos
momentos asume la titularidad de la Armada roja el Almirante Sergei Gorshkov, claro
partidario del aumento del poder naval y la presencia militar permanente de la URSS
en todo el mundo.
Simultáneamente, el Kremlin alteró su perspectiva del sistema político internacional.
Ante el XX Congreso del Partido Comunista (PCUS), Nikita Krushev mencionó por primera vez la existencia de un Tercer Polo de naciones que, aunque no alineados tras
ninguno de los bloques hegemónicos, era un potencial aliado de la comunidad socialista
y, por ende, un nuevo objetivo de la política exterior soviética. Esto significó la reorientación de la URSS al incremento de su presencia internacional mediante la obtención de
nuevos Estados adscriptos, manteniendo vigente en tanto la puja interbloques.
La nueva conducta externa soviética fue explicada en Occidente de diversas maneras:
como una geopolítica de espacios vacíos orientada a obtener posiciones estratégicas de alto
valor en el conflicto bipolar en zonas desatendidas por la OTAN; como la reducción
territorial y poblacional del área de blanco enemiga, eliminando de la misma a los nuevos
Estados clientes; como envolvimiento gradual a la OTAN implantándose en su periferia;
y como una geoestratégica del contra cerco, orientada a neutralizar la doctrina de la
contención diseñada por EE.UU. en base a las ideas del “heartland” de Mackinder y las
“tierras-orillas” de Spykam, mediante el logro de presencia política y militar en las tierrasorillas mismas o más allá de ellas (2).
La coincidencia de objetivos entre Kruschev y Gorshkov se potenció c
Explicación: