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Explicación:
No hace más de tres años de un suceso que afectó gravemente a la comunidad de felinos. Cecil, uno de los leones más conocidos del interior sur de África, perdía la vida a manos de un médico estadounidense, desatando una serie de críticas y quejas a favor de la protección de animales.
A pesar, de las numerosas medidas de protección de estos animales, impartidas por algunos países como Estados Unidos, la población felina sigue cayendo a unos niveles muy desmesurados. En el centro de la cuestión hay una serie de elementos y situaciones bastante relacionadas con el catastrófico suceso.
Caza furtiva
Todo apunta a la caza furtiva y la deforestación como agravantes de la situación. Muchas de las especies que aún se conservan han tenido que entrar en la clasificación de peligro de extinción, para así poder facilitar su protección. Aún así, el tráfico y las granjas ilegales de especies para cumplimentar con mercados de distintos países también están potenciando esta inminente desaparición.
En las últimas dos décadas, la población de leones ha caído un 40%, según la ONU, y el león ha pasado de ser un especialista en cazar a convertirse en una presa más de aquellos que llevan a cabo estas actividades de forma ilegal.
Pérdida del hábitat
El cambio climático también tiene su parte en este cúmulo de sucesos. El mismo fenómeno del medio ambiente que está propiciando el deshielo de los polos, o la subida tan drástica de temperaturas, está haciendo estragos en el hábitat de los felinos.
Es el caso de el Leopardo de las Nieves, una especie natural de las montañas de Asia Central, cuya existencia ha quedado reducida a 5.000 ejemplares. El aumento de temperatura está haciendo subir la vegetación y el cultivo, reduciendo cada vez más su hábitat natural.