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La panspermia (del griego antiguo πᾶν (pan) 'todo' y σπέρμα (esperma) 'semilla'),[1][2] es la hipótesis que propone que la vida existe en todo el Universo,[3][4] distribuida por polvo espacial,[5] meteoroides,[6] asteroides, cometas,[7] planetoides, y también por naves espaciales que transportan contaminación no intencionada por microorganismos.[8] La distribución puede haber ocurrido abarcando galaxias y, por lo tanto, puede no estar restringida a la escala limitada de los sistemas solares.[9]
La panspermia propone que cuerpos como los cometas o asteroides transportan formas de vida, ya sean bacterias o microorganismos.
La hipótesis de la panspermia propone, por ejemplo, que las formas de vida microscópicas que pueden sobrevivir a los efectos del espacio (como los extremófilos) pueden quedar atrapadas en los desechos expulsados al espacio después de colisiones entre planetas y pequeños cuerpos del Sistema Solar que albergan vida.[10] Algunos organismos pueden viajar inactivos durante un período prolongado de tiempo antes de colisionar aleatoriamente con otros planetas o mezclarse con discos protoplanetarios. En determinadas circunstancias de impacto ideales (en una masa de agua, por ejemplo) y en condiciones ideales en las superficies de un planeta, es posible que los organismos supervivientes se activen y comiencen a colonizar su nuevo entorno. Al menos un informe encuentra que las endosporas de un tipo de bacteria Bacillus encontrada en Marruecos pueden sobrevivir al calentamiento a 420° C (788° F), lo que hace que el argumento a favor de la panspermia sea aún más fuerte.[11] El estudio de la panspermia no se concentran en cómo comenzó la vida, sino en los métodos que pueden distribuirla en el Universo.[12]
La pseudopanspermia (a veces llamada "panspermia blanda" o "panspermia molecular") argumenta que los componentes orgánicos prebióticos de la vida se originaron en el espacio, se incorporaron a la nebulosa solar a partir de la cual los planetas se condensaron, y fueron más lejos y continuamente distribuidos a las superficies planetarias donde luego emergió la vida (abiogénesis).[13] Desde principios de la década de 1970, comenzó a ser evidente que el polvo interestelar incluía un gran componente de moléculas orgánicas. Las moléculas interestelares se forman por reacciones químicas dentro de nubes interestelares o circunestelares de polvo y gas muy dispersas.[14] El polvo juega un papel crítico en proteger las moléculas del efecto ionizante de la radiación ultravioleta emitida por estrellas.[15]