ausencia de valores por enajenación, características
doy corona o si mejor me sacan una página de internet donde esté esa información se las doy ​

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Respuesta dada por: antonella19acl
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Explicación:

La palabra "enajenación" significa, en el lenguaje cotidiano, "acción de enajenar". Y "enajenar" significa "entregar a otro el dominio de una cosa"[1]. En filosofía, se habla del problema de la enajenación, que tiene su entronque con el significado de la vida cotidiana. El problema de la enajenación es eminentemente filosófico y, aunque antiguo, es uno que no ha perdido actualidad.

Uno de los primeros registros que se tiene del tratamiento filosófico del tema es la teoría del Contrato Social. Los teóricos de la teoría del Contrato Social, en particular Rousseau, desarrollaron la idea de que la sociedad surge en el acto en que los hombres entregan al organismo social sus derechos (políticos, etc.). Este acto de entrega es un traspaso a otro de un bien, y, por tanto, un acto de enajenación.

El problema de la enajenación ocupa un lugar central en la filosofía Hegeliana. En ésta, la naturaleza y la historia son la objetivación del espíritu absoluto. Este proceso de objetivación ocurre a través de un proceso de negación, donde la idea se niega y se objetiva deviniendo en cosa, que a su vez se niega deviniendo en conocimiento de sí misma. Hegel llama enajenación al proceso de objetivación. En Hegel, la enajenación consiste en el ser otro del espíritu, y, por lo tanto, se identifica con la objetivación. El concepto de enajenación fue utilizado por Hegel para referirse a la negación de una realidad inicial. En su concepción idealista del mundo plantea que la idea se niega y deviene en cosa. Esta cosa es, en primer lugar, la naturaleza y la historia.

Para Hegel, la enajenación se supera a través de la cancelación de toda objetivación. En ésta considera que todo (la naturaleza, la historia, etc.) es idea o espíritu que se mueve en un proceso ascensional y progresivo. El contenido de este proceso es el conocimiento de sí mismo hasta llegar a la fase de desarrollo que Hegel llama espíritu absoluto. Pero para alcanzar este conocimiento, el espíritu recorre un camino en el que se separa de sí mismo y se vuelve otro, es decir construye objetos que al llegar al final del recorrido se da cuenta de que son él mismo, si bien en primer momento lo son ajenos.

En Feuerbach, el concepto de enajenación hay que enmarcarlo en su crítica a la religión y al idealismo hegeliano. En él, la enajenación consiste en la deshumanización o negación del ser humano, creando un ser sobrehumano: Dios. Feuerbach coloca como verdadero sujeto al hombre real y sensible, y no al espíritu. De esta manera, lejos de ser el hombre un producto de Dios, Dios es un producto del hombre. El hombre, según él, enajena su esencia transfiriéndola a Dios. En el concepto de Dios Feuerbach ve los atributos humanos elevados a lo más digno, mientras que el hombre es reducido a un ser miserable. Esta enajenación tiene consecuencias nefastas para el hombre, porque no ve a Dios como un producto suyo; sino que Dios es un ser que lo domina.

Feuerbach nos dice: "La teología escinde (entzweit) y aliena (entäussert) el hombre, para luego identificar con él la esencia (wesen) alienada (entäussert)"[2]. Y añade: "El hombre -he aquí el misterio de la religión- objetiva se esencia, luego, de nuevo, hace de sí mismo el objeto de ese ser objetivado, metamorfoseado en un sujeto, una persona; el hombre se piensa, es para sí mismo objeto, pero en tanto que objeto de un objeto, de un ser otro o ajeno"[3].

Pero Feuerbach no puede romper completamente con la religión. Él propone superar esta enajenación: la religión cristiana, con una nueva religión: La religión del amor entre los hombres. Según él, se trata de quitarles de la cabeza a los hombres su fe en Dios, acto con el cual se supondría desaparecería la enajenación. Por eso propone una nueva religión en la cual el hombre no se viera dominado por Dios.

Feuerbach dio una interpretación antropológica a la enajenación. Él ve la fuente de la enajenación en los estados psicológicos (miedos, etc.). El trata el mundo sensible del hombre como el fundamento enajenado de la vida humana y lo contrapone al mundo ficticio de la enajenación.

En sus estudios, Marx se detuvo en más de una ocasión en el fenómeno de la enajenación. Marx hace un análisis de los fundamentos económicos de la enajenación del obrero en las condiciones de la producción capitalista. En los Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844 señala que hay cuatro momentos de la enajenación económica del proletario:

Enajenación del obrero del producto de su trabajo.

Enajenación del acto mismo de la producción, de la actividad.

Enajenación del ser genérico.

Enajenación del hombre con respecto al hombre.

Respuesta dada por: allandavid1502
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La enajenación

La enajenación, como su nombre lo indica, describe un proceso por el que algo se vuelve ajeno. El término se utiliza comúnmente para describir la venta, la cesión o la desposesión de algo, lo cual, una vez enajenado, ya no le pertenece a quien le ha sido enajenado o a quien se lo ha enajenado por sí mismo. Cuando yo poseo algo y se me enajena o lo enajeno, es porque deja de pertenecerme, porque deja de ser mi propiedad.

Lo enajenado puede ser un objeto que vendo, que dono, que transfiero a alguien más de tal modo que deja de ser mío. Pero lo que deja de ser mío puede también consistir en un lapso de mi tiempo, en unos minutos o en un día o en más, cuando se lo doy o se lo vendo a alguien para que disponga libremente de él, para que lo utilice como quiera o como necesite, lo que hace que mi tiempo ya no sea mío, sino que se enajene y se me presente ajeno, enajenado. La misma enajenación puede ocurrir con mi vida cuando me la dejo arrebatar por otro, por quien me esclaviza o por quien amo, y entonces ya no es mi vida, sino la de aquel otro que la posee. Mi vida, por lo tanto, ya no es mía, se me enajena, se me vuelve ajena.

Sucede, finalmente, que lo enajenado no sea mi existencia, mi vida, sino mi persona, mi propio ser. Yo dejo de pertenecerme. No me poseo. Me siento poseído por otro, por mi pasión, por un demonio, por mi locura, por alguno de los roles que desempeño, por lo que debo ser, por las normas, por la cultura, por el sistema. Soy otro que el que soy. No me reconozco. Me siento y me vuelvo ajeno a mí mismo. Aparezco bajo una forma que me es ajena. Me siento enajenado. Estoy enajenado.

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