Respuestas
Respuesta:
Mirada: aunque se necesita práctica para desarrollar autoconsciencia de nuestra forma de mirar, es muy importante que durante una exposición repartamos la mirada en el público. Generalmente es más fácil elegir un punto de fuga, en medio del escenario, donde concentremos la atención por el tiempo que dure nuestra interlocución. Pero es mucho mejor si miramos a los interlocutores, ya que resulta más cercano con el público y genera empatía.
Postura: es recomendable que antes de una exposición practiques frente al espejo, pues con esto lograrás desarrollar cierta autoconsciencia sobre tus movimientos, apariencia y ánimo, los cuales dependen en buena medida de la postura que asumas durante tu discurso.
Expresiones faciales: el rostro es capaz de comunicar emociones como la ira, el miedo, la felicidad y la tristeza. No solo deberías prestar atención a tus expresiones faciales cuando practiques frente al espejo: al mismo tiempo deberías aprender a reconocer e interpretar estas expresiones en tu audiencia.
Gestos: los gestos deben ser naturales y espontáneos, ya que solo así transmiten con eficacia lo que pretenden decir junto con las palabras. Además, son ideales para captar la atención del público, para que se concentre en lo que decimos en el momento indicado.
Apariencia: la apariencia del expositor, como su indumentaria, dice mucho sobre su personalidad. Si tienes que hablar con un grupo de especialistas, lo ideal sería elegir la ropa indicada para transmitir seguridad y temple. Si, por el contrario, la audiencia es un público mixto, o no especializado en el tema, opta por un atuendo mucho más relajado, que te ayude a conectarte con la mayoría de los asistentes.
2. Léxico
Las palabras que utilices durante tu exposición deben ser adecuadas para la audiencia. Si se trata de especialistas o expertos en el tema no tengas miedo de usar tecnicismos, conceptos e incluso algunos términos en otras lenguas que sean comunes a su práctica profesional. Si, en el caso opuesto, la audiencia no es especializada, evita el lenguaje técnico.
Trata de amoldar el discurso a las necesidades y capacidades del público, dándole un giro amable y sencillo. Quizá el caso más complejo es el de una audiencia mixta. Para ella te recomendamos que utilices un registro medio, sin demasiados tecnicismos, a menos de que sea necesario, en cuyo caso lo ideal sería explicar brevemente en qué consisten, o utilizar apoyos visuales.
3. Dicción
La dicción es la manera en que empleamos las palabras para formar oraciones de manera clara según las reglas de cada idioma. Los profesionales de la locución nos brindan ejemplos de sobra: solo basta con sintonizar nuestra estación de radio favorita.
Aunque es deseable que un expositor posea una dicción esmerada, es posible que le lleve tiempo desarrollar dicha habilidad. Es por eso que te recomendamos que utilices frases claras y que se alejen de las estructuras complejas. Una vez frente a la audiencia no será bien visto que trastabilles y que tengas que corregir continuamente lo que dices.
4. Tono, volumen y velocidad de voz
El tono, el volumen y la velocidad con que hablamos son elementos del paralenguaje, es decir, elementos no verbales que influyen en la manera en que expresamos las palabras y nos damos a entender.
En cada región hispanohablante estos elementos varían y están determinados por la cultura. En el caso de un expositor comprenden un aspecto fundamental de su discurso, pues el tono, el volumen y la velocidad con la que habla influyen en la dicción y, en consecuencia, en la recepción del mensaje por parte de una audiencia.
Explicación paso a paso:
lo siento está muy largo perdón