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Compañías productoras de carne con enorme emisión de gases contaminantes.
La compañía de producción cárnica JBS, de capital brasileño, es una de las empresas más contaminantes del planeta. Esto debido a la elevada emisión de gases con efecto invernadero que produce y que influyen directamente en el aumento de la temperatura del planeta.
Un estudio de Grain, organización dedicada al análisis y protección del medio ambiente, demuestra que las compañías de carne son una de las ramas industriales más contaminantes del planeta. El análisis afirma que sumando las emisiones de las 20 principales empresas del sector lácteo y cárnico se puede concluir que estas empresas han emitido más gases contaminantes que Alemania, que es el país más contaminante de toda Europa, y que sólo las tres mayores productoras de carne superaron a Francia en la emisión de CO2.
La compañía JBS, que tiene una de sus principales sedes en Paraguay, es la mayor emisora de CO2 de todo el mundo arrojando al ambiente 280.026.682 de toneladas de este gas al año, ésto según la formula de medición utilizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). El CO2 es uno de los principales responsables del efecto invernadero, su excesiva emisión por parte de las industrias contribuye directamente al aumento de la temperatura ambiente del planeta, proceso que conocemos como calentamiento global, que a su vez es responsable del cambio climático que golpea duramente al planeta y su habitantes.
Si bien Paraguay figura entre los países con menor emisión de gases con efecto invernadero en la región, la falta de control sobre los gases contaminantes que emite esta industria resulta preocupante. Además de JBS, también se encuentra instalada en el país una sede de la compañía Minerva Foods, igualmente de capital brasileño, que resulta ser la octava empresa más contaminante del sector. Cabe señalar que según estudios publicados por Base Investigaciones Sociales en el Informe Con la Soja al Cuello, la industria cárnica en Paraguay está controlada por empresas extranjeras que apuntan fundamentalmente a la exportación, convirtiéndose en una forma más de extractivismo basada principalmente en la sobreexplotación de la mano de obra local y de los recursos naturales.
Según Grain, las elevadas emisiones de CO2 por parte de la industria cárnica no permitirán que se cumpla el Acuerdo de París, pacto mundial firmado en 2016, por el cuál los países se comprometen a mantener el aumento de la temperatura media global por debajo de los 2 grados centígrados, lo que podría generar una verdadera catástrofe ambiental.
El análisis realizado por Grain resalta que el acelerado aumento de la producción de la industria cárnica amenaza no solo al medio ambiente si no también a “600 millones de campesinos en pequeña escala y a 200 millones de pastores que dependen de sus hatos para su sustento y para alimentar a miles de millones de personas diariamente con cantidades moderadas de carne, lácteos y huevo. Estos pequeños productores son la columna vertebral de los sistemas alimentarios que pueden frenar y confrontar el cambio climático”.
Ante esta situación la organización plantea la apuesta por modelos de producción sustentables ambiental y socialmente, destacando la urgente necesidad de invertir en una transición hacia sistemas alimentarios que favorezcan a los productores en pequeña escala, a proyectos de agroecología y a los mercados locales. “Estos sistemas proporcionan niveles moderados de carne y lácteos, brindan modos de vida y sustento a comunidades rurales y urbanas y hacen de los cultivos, y de los animales, algo que puede adaptarse a las volatilidades de un clima impredecible.” concluye Grain.