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Numerosos estudios conductuales sugieren que la navegación en las tortugas marinas depende, en parte, de su capacidad para percibir la inclinación e intensidad del campo magnético terrestre. No obstante lo anterior, el sustrato neurofisiológico que subyace a la magnetocepción en estos organismos permanece desconocido. Por ello, en el presente trabajo identificamos áreas del cerebro que responden a cambios en la intensidad del campo magnético ambiental en crías de la especie Lepidochelys olivácea, utilizando la técnica de inmunohistoquímica para la detección de c-Fos, un factor de transcripción cuya disponibilidad se eleva de forma consecutiva a la activación neuronal. En concordancia con ello, el análisis morfológico cualitativo mostró una elevación de la marca para c-Fos en la corteza dorso-medial, el tecto óptico y la vertiente dorsal ventricular de crías estimuladas con un campo terrestre equivalente a las 40μT, al ser comparadas con aquellas mantenidas en un ambiente magnéticoneutro (i.e., grupo control). De manera interesante, la intensidad de la marca para c-Fos en las regiones cerebrales descritas de crías sometidas a campos magnéticos ambientales equivalentes a 100μT fue cualitativamente equivalente a la observada en los cerebros de las crías que constituyeron al grupo control. Así, estas observaciones apoyan que estructuras cerebrales uni y multisensoriales relacionadas también con la vía visual y la orientación espacial participan en el procesamiento de la información magnética ambiental. Los datos mostrados también sugieren que existe un rango de intensidades del campo magnético ambiental (alrededor del valor de 40μT) que el sistema magnetoceptivo identifica como significativo