por q es necesario fomentar él valor de la fraternidad para la construcción de la identidad nacional
Respuestas
En la Europa de la posguerra, tras la experiencia trágica del nacional-socialismo y del fascismo, conceptos como el de nación, identidad nacional o cultura nacional, resultaron fuertemente desacreditados como sospechosos de arrogancia e imperialismo y sinónimos de sentimientos racistas y xenófobos. Desde entonces, el nacionalismo ha sido objeto de duras críticas e impugnaciones como culpable de inventar y exaltar falsas mitologías, de la imposición artificial de inexistentes homogeneidades culturales, de la irracional apología de lo étnico1
. En definitiva, el nacionalismo resulta sospechoso de reproponer un momento superado de la historia, el periodo de las identidades nacionales, donde la tensión siempre latente entre las orientaciones universalistas de valor del Estado de Derecho y la democracia, frente al particularismo de una nación que se delimita a sí misma frente al mundo, acabó desembocando en el totalitarismo y la idea de la supremacía racial del propio pueblo2
. En un momento histórico donde se percibe el progresivo arraigo de una identidad posnacional basada en la dimensión universalista del denominado patriotismo constitucional», como lealtad a los principios políticos de libertad y democracia, reivindicar un particularismo étnico-nacional (basado en una ficticia e inexistente homogeneidad del pueblo), significa resucitar caducos fantasmas del pasado3
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Después de todo esto ¿debemos considerar los conceptos de nación e identidad nacional como definitivamente superados y el nacionalismo como definitivamente desacreditado, o cabe concebir que todavía hoy puedan desempeñar un papel positivo importante en la construcción del futuro? Para responder a esta pregunta deberemos analizar, por un lado, qué significado tienen hoy los conceptos de nación e identidad nacional y, por otro lado, cómo se concibe en este final del siglo XX la relación entre Estado y nación. Naturalmente, un análisis en profundidad de ambas cuestiones desbordaría por completo la brevedad de este trabajo; me limitaré por ello a aportar algunos elementos que permitan esbozar una posible respuesta.