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Respuesta:
Profecía
Una profecía es, en la primera acepción del Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española, un «don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración divina las cosas distantes o futuras». Podría considerarse la existencia de diferencias entre los términos profecía y predicción.
Explicación:
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Respuesta:
Predicción que se hace por inspiración divina o sobrenatural.
Una profecía (del latín prophetīa, y este del griego προφητεία, o quizá del griego φαινος, aparición) es, en la primera acepción del Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española, un «don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración divina las cosas distantes o futuras».
Podría considerarse la existencia de diferencias entre los términos profecía y predicción. El Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española no marca límites tan precisos en el sentido de la palabra predicción, al señalar que predecir significa «anunciar por revelación, ciencia o conjetura algo que ha de suceder». Por lo tanto, la predicción puede involucrar un don sobrenatural, un proceso lógico-racional, o un juicio más o menos subjetivo basado en indicios u observaciones. Por el contrario, la mayoría de las acepciones del citado diccionario referidas a la palabra profecía señalan que se trataría de un «don sobrenatural», es decir, que sería «inspirada por Dios». Así, se sitúa a las profecías mayormente en el ámbito de la fe, sin ligarlas necesariamente a un razonamiento en la previsión del resultado predicho.
En grados diversos y formas variables, las religiones de la antigüedad hicieron referencia a hombres «inspirados» que afirmaban hablar en nombre de su dios. Pero en las grandes religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo, islam), las manifestaciones extraordinarias nunca constituyen lo esencial en los profetas, que se distinguen claramente de otros exaltados o simuladores por tener simplemente carácter de mensajeros. Las profecías eran, pues, consideradas simples indicadores del designio de Dios. Hasta la fecha, más allá de las evidencias científicas que puedan o no resultar suficientes para unos u otros, muchos seguidores de estas grandes religiones históricas afirman que, en buena medida, las profecías de sus libros sagrados se han cumplido.
Índice
1 Las profecías en Israel y en el cristianismo primitivo
2 La supervivencia de las profecías en el tiempo: la profecía de María
3 Artes adivinatorias y leyendas urbanas
4 Notas
5 Véase también
6 Enlaces externos
Las profecías en Israel y en el cristianismo primitivo
En la tierra de Israel, los profetas se diferenciaban de los existentes en otros pueblos, por tener los siguientes rasgos:1
1) Eran considerados como hombres llamados por Dios, y varios de ellos narraron con claridad su vocación, e inclusive su reticencia inicial a seguir el llamado. Por lo tanto, se los estimaba como hombres que tenían una «experiencia de Dios»: hablaban a partir de lo que vivieron ellos.
2) Eran hombres de palabra. No se dedicaban a «adivinar». Interpretaban la historia «desde la perspectiva de Dios», y así señalaban las exigencias de Dios, tanto al pueblo como a los gobernantes y sacerdotes, para llevarlos por la senda del arrepentimiento y del amor.
3) Eran profundamente religiosos: sus palabras eran en todo coherentes con sus obras.
4) Eran intercesores por el pueblo delante de Dios. Por eso, una de las tres partes del Tanaj es llamada «Nevi'im» (profetas).
Siendo estos el carácter y la función de los profetas, no es de extrañar que la Biblia ponga a Moisés a la cabeza del linaje de los profetas, pues conoció al Señor Dios «cara a cara» (Deuteronomio 34, 10). Son ejemplos memorables de profetismo los profetas Elías y Eliseo, y los profetas «canónicos» Isaías, Jeremías, Ezequiel, Amós, Oseas, Miqueas, Sofonías, Nahúm, Habacuc, Ageo, Zacarías, Malaquías, Abdías, Joel, etc.
La comunidad cristiana primitiva reconoció que en ella se manifestaba nuevamente la inspiración profética, como señala explícitamente Pablo de Tarso: «El que profetiza habla a los hombres para edificarlos, exhortarlos y reconfortarlos(...) El que profetiza edifica a la comunidad» (I Corintios 14, 3-4).
La supervivencia de las profecías en el tiempo: la profecía de María
La característica común de las profecías que sobreviven al paso del tiempo es que han sido determinadas como tales después de que ocurrieron los hechos. Por ejemplo, el Nuevo Testamento incluye una perícopa en la que Jesús de Nazaret señalaba que el Templo de Jerusalén sería destruido (Mateo 24, 1-2) lo que, efectivamente, sucedió en el año 70 d. C. a manos de las legiones romanas comandadas por Tito.
Oración del Magnificat en la Iglesia de la Visitación (Ain Karim, Israel), escrita en hebreo.
Un ejemplo que los cristianos consideran extraordinario es la llamada «profecía de María», madre de Jesús. Ain-Karim, una pequeña ciudad situada siete kilómetros al oeste de Jerusalén, en la montaña de Judea, fue escenario de este vaticinio en los albores mismos de la era cristiana. Allí vivía Isabel con su esposo Zacarías, cuando María fue a visitarla. Luego del saludo inicial, María realiza un cántico de alabanza a Dios, el Magnificat. En el momento culminante del Magnificat, María profetiza:
Explicación:
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