• Asignatura: Religión
  • Autor: jinantaha95
  • hace 3 años

Que tiene que ver el hombre y la mujer imagen y semejanza de Dios y la dignidad del hombre y la mujer con el evangelio

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Respuesta dada por: Okayaskidasdkji
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Hola amig@ espero poder ayudarte con esta tarea, pero si no es así te invito a que reportes esta pregunta para que alguien más la responda ya que no soy un experto en el tema.  

Respuesta (nomas encuentre esto espero que sea de ayuda) :

LA DIGNIDAD DEL HOMBRE EN EL PLAN DE DIOS

Todos sabemos cómo hoy, en la era de la ingeniería genética y de la biología celular, la persona humana, ingratamente, es a menudo en cierto sentido, como cosificada, la mayoría de las veces reducida a un objeto, que puede ser manipulado. El biólogo Dulbecco, Premio Nobel de Medicina, en una conferencia caracteriza bien la reducción del hombre: "Como biólogo -dice- estoy acostumbrado a mirar al hombre como un enjambre muy complicado de entidades muy pequeñas. Estoy acostumbrado a mirar una célula, o un gen, o una molécula".

Se trata de una visión del hombre que conlleva graves peligros, porque, basada en un biologismo frío, indica, en cierto sentido, "una regresión del hombre, porque pasa de una especie de plenitud de existencia a un estado que no es más que un mecanismo, un objeto. Se pretende sustituir lo construido por lo vivido; se produce una cosificación del hombre por el hombre".

Pero esta cosificación de la persona humana no se da sólo en el ámbito científico, sino que es una de las características del deterioro de la sociedad industrializada y secularizada, en la que el hombre acaba siendo frecuentemente considerado nada más que un engranaje del mecanismo de producción-consumo.

Es necesario, pues, hoy más que nunca, un profundo cambio cultural radical, "capaz de sacar a nuestra sociedad del materialismo y del subjetivismo y llevarla a descubrir la verdad del hombre y de la vida", es necesario, un concepto de persona, que comprenda al hombre en todas sus dimensiones. Y esto es especialmente urgente porque en el campo de la medicina, a pesar de que en los últimos años han comenzado a surgir tendencias que indican un cierto malestar, una demanda, casi una nostalgia de una medicina a la medida del hombre, que considere a la persona en su unidad psicofísica y espiritual, la necesidad de recuperar el concepto unitario de hombre.

Es necesario hoy desmitificar la ciencia y "rehumanizarla": un humanismo científico con un constante respeto a la dignidad de la persona, respeto a su corporeidad, a su espíritu, a su cultura, y que sepa armonizar los valores de la ciencia con los valores de la conciencia de una época en la que "nacida religiosa, hecha filosofía, la medicina si desliga de toda forma de conocimiento y se transforma en mera tecnología", que tiende a manejar el cuerpo humano, con todas las consecuencias que pueden resultar en la dignidad e integridad del hombre.

1. La realidad del hombre

Pero, ¿quién podrá comprender plenamente al hombre, la criatura humana, única en la creación, a la que Dios ha dado una dignidad tan grande como para hacerla semejante a Él? ¿Cómo podemos verlo con los ojos de Dios?

En primer lugar, preguntémonos: ¿quién es esta criatura diferente del resto de los seres vivos, y por qué encontramos en ella un salto de calidad con respecto a todas las demás?

¿Qué hay en la raíz de esta entidad, el hombre, que no es sólo biológica, y en la que hay algo inconmensurable, que la sitúa por encima de todas las demás, directamente en el centro del universo?

El ser humano es más que un individuo: es una realidad compleja, cuyas dimensiones biológicas, psicológicas, mentales y espirituales se intruyen e integran entre sí en una maravillosa dinámica unitaria.

Creo que nunca será posible definir al hombre, comprenderlo verdaderamente en su globalidad; el hombre, en efecto, con su grandeza y su miseria, su apertura al infinito y su finitud, su estar juntos cuerpo y espíritu en una unidad que no puede separarse, es y seguirá siendo siempre un misterio.

Su vida es un bien mayor que la unión de órganos que funcionan sólo como procesos fisiológicos y bioquímicos: es un acontecimiento, un equilibrio de fuerzas constantes, una integración con el entorno, con la sociedad, con la aceptación de uno mismo y con la visión de un sentido que permite la visibilidad de la existencia a nivel espiritual y cualitativo.

Sabemos cómo la ciencia empírica no ha alcanzado todavía -y quizás nunca lo hará- una explicación alcanzable de los valores que están incrustados en el hombre: la capacidad de discernimiento y de amor, la moral, la responsabilidad individual, la capacidad de alcanzar la verdad, la creatividad. Por ello, una parte importante y central de la experiencia humana se sitúa fuera de la propia ciencia. El hombre, de hecho, posee atributos espirituales, morales e inmorales, que no son sólo el resultado de la evolución.

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