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Respuesta:
Hace mucho tiempo que por la imaginación de
los habitantes del pueblo de Tambo corre la
historia de un difunto sacerdote que relacionó su
vida con la mezquindad humana, teniendo que
penar sus culpas.
Dicen que solía aparecer a las doce de la noche,
junto al altar mayor de la capilla, donde él había
sido capellán; pero era -curiosa y fantástica su
aparición, puesto que lo hacía sin su cabeza.
A la medianoche, todo el que pasaba, veía las
luces encendidas, y llevado por la curiosidad
atisbaba el altar; y pasmábase al ver «el cura sin
cabeza», como le llamaban.
Cuentan que un día, después de las debidas
ceremonias, se cerraron las puertas de la capilla,
desalojando la sala; un joven que se había
dormido quedó aprisionado en el pequeño
templo, y cuando despertó temió de su
situación: encerrado y con velas encendidas
misteriosamente. Empezó a llamar a gritos y a golpes, siendo vanos sus llamados a
tan altas horas.
¡Cuál no sería su asombro al ver aparecer en el altar una figura! ¡El cura sin cabeza!
Sus piernas flaqueaban, y ya desmayaba, cuando el famoso cura le hace un gesto,
llamándolo. Y escuchó una voz que le decía que se acercase, que no temiera, que él
solo quería celebrar una misa y que para esto necesitaba quien lo escuchase; y le
rogaba que él fuera su oyente. Enmudecido de espanto, el joven determina
arrodillarse y atenerse a las circunstancias. Se celebró una misa. Se apagaron las
luces; y desapareció para siempre ese fantasma de la capilla. El joven salió disparado
hacia la puerta, todavía cerrada. Se estrelló y cayó desmayado.
Autor: José María Arguedas
Explicación:
espero que te ayude <3