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Respuesta:
En México, los años posteriores a la lucha armada de 1910 fueron de
grandes conflictos derivados de la ausencia de un planteamiento
claro frente al problema del poder por parte de las diversas fuerzas
revolucionarias, principalmente a partir de 1917. Los nuevos revolucionarios
dieron prioridad a la concentración del poder en la figura de Venustiano Ca-
rranza. Este se había constituido en el primer jefe del movimiento revolucio-
nario, “explora las coaliciones y alianzas. […] Se afirma la de los herederos de
la cultura oligárquica y los caudillos del norte […] Esbozan un programa y
promulgan la Constitución de 1917”.
Carranza, presidente constitucional (1917), y
los diputados constituyentes de 1916-1917,
se centraron en decidir la forma de gobierno
que debía instituirse en el país: el sistema
parlamentario o el sistema presidencial. Los
diputados sostenían la idea de establecer un
gobierno parlamentario, de origen inglés,
de acuerdo con el cual el Poder Ejecutivo
estaba subordinado al Legislativo y sujeto a él
políticamente. El sistema presidencialista era un
sistema americano, particularmente de Estados
Unidos, en el que se establecía una igualdad entre
poderes; el Ejecutivo disfrutaba de autonomía
política de la misma forma que el Legislativo.
Considerando los dos criterios, Carranza veía
en el cuerpo parlamentario una eventual amenaza
para el Ejecutivo, al quererse quitar al presidente
sus facultades gubernamentales para ser ejercidas
por el Congreso; sostenía la tesis de que esta
forma de gobierno era propia de países con una
trayectoria monárquica, en especial algunos
europeos como Inglaterra, Francia y España;
pero esta circunstancia era muy diferente en
México, donde “sería cuando menos, imprudente
lanzarnos a la experiencia de un gobierno débil,
cuando tan fácil es robustecer y consolidar el
sistema de gobierno de presidente personal que
nos dejaron los constituyentes de 1857”