elabora un boceto de producto en cuál será su emprendimiento y éste debe tener detalles dibujos o símbolos que resaltan su cultura
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En la pintura, los términos boceto (del italiano bozzetto), esbozo (del italiano sbozzare), bosquejo (de bosque), borrador (de borrar) y apunte (de punto o punta) se usan para designar al proyecto, las pruebas o la traza primera que se realiza previamente a la obra definitiva. En un boceto los contornos y los detalles no están definidos, sino insinuados de forma esquemática (abocetados, esbozados o bosquejados).[3] Aunque se puede señalar algún matiz diferencial entre "boceto" y "esbozo",[4] no hay en el uso general una estricta diferencia conceptual entre cualquiera de estos términos, ni entre sí ni con otros como "croquis" y "estudio", o con el muy poco usado "esquicio", que se suele usar directamente con la palabra italiana, francesa o inglesa schizzo, esquisse o sketch (esta última también designa a una escena cómica breve).[5][6]

Boceto preparatorio para La justicia de Cambises, de Gerard David, 1498.

Página de uno de los "cuadernos"[1] de Leonardo da Vinci (colecciones de papeles sueltos donde el artista trazaba bocetos, apuntes, estudios y toda clase de anotaciones sobre artes y ciencias, encuadernadas tras su muerte).

Retrato de Claude d'Urfé. Boceto al carboncillo y sanguina de la escuela de Jean Clouet ca. 1540.

Boceto para el techo del Banqueting House, de Rubens, ca. 1629.

Jesús y la adúltera,[2] boceto de la composición de figuras de Rembrandt.

Inmaculada, boceto de Murillo.

Charcoal sketch of willows de Thomas Gainsborough.

Esquisse de paysage, de Théodore Rousseau, 1830.

Boceto para El fusilamiento de Maximiliano, de Manet, 1867.

Boceto para Columbia y Cuba, de Kenyon Cox, 1898.

Boceto al óleo para Manifestación del 17 de octubre de 1905, de Ilya Repin, 1906.
Se utiliza la expresión estilo abocetado[7] para designar al de los pintores cuya obra, solo aparentemente, tiene un aspecto de ejecución "fácil",[8] "rápida" y "no terminada" ("imperfecta" -non finito o "estética de lo inacabado"-), con predominio de la gestualidad y la pincelada suelta, también llamada "impresionista". En oposición, las obras en las que el pintor insiste en un acabado pulcro o pulido (fini, "terminado", "perfecto") de los detalles se suelen calificar como de ejecución "academicista" o "preciosista" (cuando no pompier o kitsch, términos peyorativos).[9]