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Respuesta:
Durante más de mil años, Constantinola fue la capital del Imperio Bizantino, y, debido a su estratégica posición de punto de encuentro de las rutas comerciales, fue la ciudad más grande y rica de toda Europa.
Además de los grandiosos monumentos que adornan sus calles, como Santa Sofía, Constantinopla jugó un papel esencial al preservar sus bibliotecas numerosísimos manuscritos griegos y latinos, convirtiendo a la ciudad en un baluarte de la cultura griega y latina. Posteriormente, tras la toma de la ciudad por parte de los turcos, muchos de esos manuscritos fueron llevados a Italia y contribuyeron al nacimiento del Renacimiento.
El lugar donde se localiza la ciudad la dotó de una importancia militar incalculable, sobre todo, durante los primeros años tras la desaparición del Imperio Romano de oriente, cuando Constantinopla se convirtió en el último bastión del cristianismo ante la creciente empuje del Islam que venía de Oriente. Las murallas de la ciudad, que se consideraban inexpugnables, jugaron un papel fundamental en esta defensa.
Durante el mayor esplendor de Constantinopla, su arte arquitectónico también fue un referente para el mundo, no en vano el arte bizantino fue muy imitado en la época. De esa época datan muchas joyas arquitectónicas como Santa Sofía o las mismas murallas de la ciudad. Posteriormente, la conquista otomana trajo un nuevo esplendor a la ciudad, y se construyeron, durante siglos, numerosas mezquitas que seguían el patrón arquitectónico otomano y que hoy en día siguen considerándose auténticas joyas de la arquitectura.
Explicación:
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