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Respuesta:
Explicación:
1. Socio-económicas, ya que el trabajo agrícola es poco remunerado. En la ciudad se espera encontrar más oportunidades de escapar de la pobreza y más probabilidades de encontrar un "ascensor social".
2. Ecológicas, porque el cambio climático (con su propio conjunto de cambios en los ciclos estacionales, de migraciones de especies animales y vegetales, de acentuación de los fenómenos extremos como la sequía y la desertificación por un lado y las inundaciones y deslizamientos de tierra por el otro) causan pérdida de suelo fértil y un número creciente de refugiados ambientales que incrementan la migración temporal o permanente dentro de los países y entre países. El cambio climático se suma a una situación ya comprometida por la deforestación, la destrucción de los hábitat naturales, la contaminación, el empobrecimiento del suelo debido a la química y a la mecanización, al uso de suelo para las infraestructuras, viviendas, zonas de entretenimiento (por ejemplo campos de golf), etc. Por otro lado, el propio sector agrícola es responsable de la contaminación del agua, del suelo (como nos ha enseñado hace 50 años Rachel Carson con Primavera Silenciosa), de los alimentos y de una cuota significativa de las emisiones de CO2.
3.Culturales, porque la ciudad ofrece más incentivos y oportunidades en el sector cultural y la condición campesina se percibe como una situación de inferioridad. La "profesión" del agricultor (o del pastor o trabajador forestal) no goza de gran prestigio a los ojos de los "ciudadanos" o sea de la cultura dominante (y no sólo hoy, sino también en tiempos lejanos del pasado).