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Respuesta:Como parte de una de las varias colecciones generales de historia que el bicentenario de las revoluciones de 1810 ha promovido, la obra que aquí reseñamos busca dar cuenta de los rasgos fundamentales de la evolución económica en el siglo XIX. Y lo hace con notable solvencia. En un breve y dinámico volumen, Hora logra construir una imagen clara y convincente de la evolución de la economía rioplatense desde los tardíos tiempos coloniales hasta el auge que precedió a la gran guerra. La colección en la que se inserta la obra, dirigida por Luis Alberto Romero, busca dar cuenta de los notables avances en el conocimiento histórico sobre Argentina que se han consolidado en las últimas dos décadas y del radical cambio de interpretación de varios de los fenómenos más significativos del proceso. Su núcleo central está conformado por cuatro tomos dedicados a la evolución política argentina, desde la revolución hasta nuestros días, y dos a su desarrollo económico: el presente y uno de Juan Carlos Korol y Claudio Belini, que abordará el siglo XX, aún no aparecido. Los tomos tienen una estructura orientada a la difusión, combinando un relato dividido en múltiples acápites, con breves textos intercalados que abordan aspectos particularmente significativos, ya sea por su importancia específica o por las controversias que su análisis ha generado. Se complementan además con cuadros y gráficos tomados de otros trabajos, extractos de fuentes e ilustraciones, cada uno de los cuales va acompañado de un texto explicativo.
Quizá el rasgo más notable de este trabajo es que se trata de una historia económica escrita por un profesional que, si bien ha abordado aspectos de la evolución de la economía argentina en sus trabajos, no es principalmente un historiador económico. El resultado es muy adecuado a una obra destinada en principio a un público amplio, ya que su autor elude el tecnicismo con naturalidad, da un marco sociopolítico amplio a su relato y un peso significativo a la evaluación social de los procesos económicos que describe. Aun así, la obra no carece de profundidad, sobre todo en lo que se refiere a su esquema interpretativo.
Si bien en el ámbito profesional el rigor analítico y el uso de la teoría económica en el estudio del pasado ha ido consolidándose en las orillas del Río de la Plata en las últimas décadas -con algún retraso, es cierto, respecto de otros países de la región, como México, Brasil, Colombia o Perú- la persistencia de un enfoque dependentista acrítico y de una visión fuertemente ideologizada del pasado no sólo perdura en mucha literatura histórica de consumo masivo, sino incluso se percibe, con más o menos fuerza, en obras relativamente recientes vinculadas al ámbito académico, como los masivos libros de texto de Mario Rapoport y de Guillermo Vitelli, o las difundidas obras de Aldo Ferrer o Jorge Schvarzer. Despegando de esta tradición, el libro de Hora revisa, con gran equilibrio, interpretaciones largamente establecidas sobre el pasado, exponiendo argumentos que, si en la mayor parte de los casos no son, naturalmente, novedosos para el especialista, ofrecen una precisa discusión de la evidencia empírica y de los problemas conceptuales, que ha llevado a reemplazar aquellas interpretaciones por otras que dan mejor cuenta de la evolución de la economía en el siglo XIX. Más aún, en algunos casos la síntesis sirve para proponer ideas cuyo desarrollo o discusión bien podrían llevar a nuevas lecturas de algunos aspectos específicos de aquella evolución.
La obra divide el estudio de la economía decimonónica en tres etapas clásicas, precedidas por un breve capítulo inicial dedicado a la economía colonial. Cada etapa es revisada en dos capítulos; respecto a las dos primeras (1810-1850 y 1850-1880), abre el análisis de cada periodo con uno destinado a sus aspectos más dinámicos (en el segundo estudia la apertura comercial y la expansión ganadera, y en el cuarto, la era de la lana), y lo cierra con otro que aborda la evolución del equilibrio (o más bien, desequilibrio) regional de la economía rioplatense. En la etapa final, desde 1880 hasta la guerra, la estructura general no cambia: el sexto capítulo se centra en la gran expansión exportadora.