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Explicación:
1. En el camino del discipulado de la Iglesia, María aparece como discípula, hermana y compañera nuestra. La Virgen María por su fe y obediencia a la voluntad de Dios, es la discípula más perfecta del señor.
2. María pertenece a la plenitud de los tiempos e inicia dicha plenitud Ella es la mujer que permite a Dios hacer presente a su Hijo para realizar el plan de salvación. Es también la mujer que le permite al Hijo de Dios llegar a ser Hijo del Hombre, al Señor ser esclavo y servidor de todos.
3. Es la mujer que ofrece su cuerpo y su vida para realizar el plan de salvación. Su misión está íntimamente unida a la de su Hijo y es una misión para nosotros: al servicio del hombre. En María el Hijo de Dios se hizo hijo del hombre para que nosotros, en toda libertad, llegaremos a ser hijos de Dios.
4. María inspira a los creyentes a imitarla en la actividad misionera. Ella esta presente dondequiera que la Iglesia lleva a cabo la actividad misionera entre los pueblos
5. María como Madre coopera a la regeneración y formación de los fieles. Como “Estrella de la Evangelización” guía y acompaña a los heraldos del Evangelio y sostiene en la fe a las nuevas comunidades cristianas.
6. • Los misioneros tienen un modelo perfecto de consagración y fidelidad en María, que “se consagró plenamente como esclava del Señor en la persona y a la obra de su Hijo”. • En la escuela de María, todos los hijos e hijas de la Iglesia aprenden el espíritu misionero que debe animar su vida cristiana y su celo apostólico. • Con María, la comunidad de fe siguiendo su ejemplo, podrá cultivar mejor la dimensión “contemplativa” y “misionera”.
7. Con los ojos puestos en sus hijos y en sus necesidades, María ayuda a mantener vivas las actitudes de atención, servicio, de entrega y de gratuidad que deben distinguir a los discípulos de su Hijo.
8. La Virgen María fue en su vida ejemplo de aquel amor maternal con que es necesario que estén animados todos aquellos que, en la misión apostólica de la Iglesia, cooperan a la regeneración de los hombres.
9. María es la gran misionera, continuadora de la misión de su Hijo y formadora de misioneros. Son incontables las comunidades que han encontrado en ella la inspiración más cercana para aprender cómo ser discípulos y misioneros de Jesús.