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Respuesta:En el marco de este enrarecimiento de las relaciones internacionales, una serie de hechos prepararon el camino hacia la II Guerra Mundial. En primer lugar, se multiplicaron las acciones japonesas en el área del Pacífico. La ocupación de Manchuria (China) por el ejército japonés en 1931 significó el final del período de distensión internacional posterior a la I Guerra Mundial. Ante la condena de la Sociedad de Naciones, Japón se retiró de la organización y ninguna potencia se atrevió a aplicar sanciones.
En el continente europeo, hacia la mitad de la década de 1930 se rompió el precario equilibrio internacional que existía desde 1918. Tras la agresión italiana a Etiopía (1935), Italia quedó aislada internacionalmente y optó por aliarse con la vecina Alemania nazi.
Ante la falta de reacción de la comunidad internacional, Hitler inició una política de ampliación del Reich, al que quería incorporar los territorios de otros estados poblados por habitantes de lengua alemana. Esta política se llevó a cabo en dos fases sucesivas. En primer lugar, se produjo la incorporación de Austria (Anschluss) en 1938. Las tropas alemanas invadieron este país y posteriormente se organizó un referéndum para confirmar la anexión. En segundo lugar, el intervencionismo alemán se centró sobre Checoslovaquia. En la región checa de los Sudetes vivían más de tres millones de alemanes, cada vez más influidos por la propaganda nazi. El Gobierno checo se negó a ceder estos territorios a Hitler. Para evitar un conflicto armado se convocó la conferencia de Munich, celebrada el 29 y 30 de septiembre de 1938, en la cual Francia y el Reino Unido aceptaron la incorporación a Alemania de todas las regiones checas pobladas al menos por la mitad de alemanes. Tras este triunfo, el Führer incorporó a Alemania el resto del territorio checoslovaco en marzo de 1939, con lo que creó un estado títere nominalmente independiente (el protectorado de Bohemia y Moravia).
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