Respuestas
Respuesta:
Un evento tan trágico e inesperado como el rápido contagio de miles de personas en todo el mundo (y, desgraciadamente, la muerte de muchos, ¡terrible!) está consiguiendo que nuestras economías se tambaleen. Los acontecimientos se desarrollan con tal rapidez que las cifras de afectados van cambiando hora a hora. La OMS ya ha anunciado que nos enfrentamos a una pandemia. Sin inmunización previa, ni vacunas ni retrovirales, por el momento, nuestra única forma de prevención es mucha higiene, y más responsabilidad aún para evitar los contagios.
Este es un caso donde hay una clarísima externalidad negativa y donde la coordinación en las respuestas, gestionada por los poderes públicos, es imprescindible para poder salir de esta crisis económica, que ya está aquí. Actualmente nuestros gobiernos están tomando medidas severas para prevenir contagios (teletrabajo, limitación de la posibilidad de viajar, prohibición de aglomeraciones). El objetivo fundamental, como tanto se está insistiendo desde la Administración Pública y los medios de comunicación, es que el sistema de Sanidad no colapse: para ello, el flujo de infectados en un momento dado no puede ser desorbitado. De ahí la necesidad de observar estrictamente las medidas de prevención, aislamiento y distancia social. Por ejemplo, la estrategia de Corea del Sur para monitorizar a los potenciales enfermos vía App a la vez que haciendo chequeos masivos a la población en espacios públicos abiertos habilitados al efecto, en vez de casa por casa o en hospitales y, con ello mitigar contagios y colapsos, ha sido tremendamente exitosa. Deberíamos aprender de ellos. En cualquier caso, la distancia social es fundamental para disminuir la tasa de crecimiento de los contagios.
Esta crisis nos está recordando que nuestra sociedad, tan individualista, está más interconectada que nunca. Nuestra vida de ocio y cultural, a pesar de las plataformas digitales, sigue siendo fundamentalmente social: cines, conciertos, museos, estadios. ¡Iglesias! Incluso la forma en que ha cambiado el sector servicios, con grandes centros comerciales a los que acuden miles de personas, favorece el contagio masivo. El turismo es un excelente mecanismo de propagación. El que podamos estar en menos de cuatro horas en Berlín, París, Viena, Milán, facilita inmensamente la infección. A pesar de las impresoras 3D, aún la producción de manufacturas sigue haciéndose en plantas donde muchas personas trabajan codo con codo. En suma, la especialización productiva y los rendimientos crecientes a escala (sin tener en cuenta la huella climática, pero esa es otra cuestión), con todos sus beneficios, nos agrupan, nos interconectan. Nos hacen a todos más vulnerables a lo que le ocurra a cada uno de nosotros.
Explicación: