resume los puntos críticos mediante el siguiente esquema . ayuda porfa ​
Una mirada a la problemática económica y social del Perú en tiempos de pandemia
Según el INEI (2020), el Producto Bruto Interno (PBI), que es el valor total de los bienes y servicios generados en el país durante un año, tuvo una caída de -9,4% en el 2020. Esto se debe a que se redujo el consumo de las familias y disminuyeron la inversión y las exportaciones de bienes y servicios. En el contexto de la emergencia nacional por la COVID-19, la gradual reapertura de actividades económicas, asociada al apoyo al sector empresarial, así como los bonos a las familias más vulnerables, contribuyó a que el PBI no disminuya más.
Desempleo. El INEI indica que la tasa de desempleo en el tercer trimestre del 2020 fue de 9,6%; 6,1% más que el segundo trimestre del 2020, que fue de 3,5%. Además, agrega que en el área urbana, 1 464 800 personas buscaron activamente trabajo.
- Según el INEI, la población ocupada en la costa disminuyó en 23%, en la sierra en 11,8% y en la selva 5,5%. La mayor reducción del empleo se presentó en la minería, seguida de la pesca, los servicios, el comercio, la manufactura, la construcción; pero creció el empleo en la actividad agropecuaria. Estas cifras se relacionan con la disminución del PBI.
Informalidad. En la nota técnica de la OIT se menciona que es altamente probable que la informalidad aumente, particularmente en el segmento de trabajadores independientes menos calificados, quienes retoman actividades como medio de subsistencia ante la disminución o pérdida total de sus ingresos producto del confinamiento social. Así también lo confirma el Instituto Bartolomé de las Casas (2020), que afirma que la caída del PBI y del empleo impactará fuertemente en hogares del sector informal y en aquellos que habían pasado a formar la llamada clase media emergente, y los hará retornar a la pobreza. Algunos apuntan que también crecerá el porcentaje de peruanas y peruanos que pasan hambre.
Desigualdad. Los efectos negativos de la pandemia se concentran en las personas más vulnerables, como las personas de baja calificación, las mujeres y jóvenes, la población migrante, y, en particular, las personas en situación de autoempleo. No cuentan con mecanismos de protección frente a la pérdida de ingresos y es más difícil llegar a ellas y ellos mediante programas de apoyo del Gobierno (OIT, 2020). A ello se suma el impacto de la violencia de género en el ámbito familiar y laboral.
En paralelo, las demandas de varios sectores, como Salud y Educación, son altísimas en relación con el acceso y la calidad, lo que limita la cobertura del derecho a la salud pública, profundizada por la especulación en el precio de medicamentos claves para asegurar la vida de los afectados por la COVID-19, porque hay excesiva concentración de productos en pocas industrias farmacéuticas, y también ha hecho repensar la penalización del acaparamiento, tal como lo asegura el Instituto
Bartolomé de las Casas (2020). En el caso de la educación, la pandemia obligó a que niñas, niños, adolescentes y jóvenes reciban una educación a distancia, lo que dejó en evidencia la brecha de acceso a la tecnología y el aprendizaje de las TIC. La Mesa de Concertación de Lucha Contra La Pobreza, en su Informe de julio del 2020, identificó algunos nudos críticos en la dimensión económica y social, que acentuaron la problemática en los hogares del país.
DIMENSIÓN ECONÓMICA DIMENSIÓN SOCIAL
Los gobiernos regionales presentan una baja ejecución presupuestal de los recursos económicos por la COVID-19.
• Se incrementó la pobreza en el país.
• La suspensión de las actividades económicas afecta más a la población con trabajo informal e independiente. El bono universal no ha llegado a todos quienes lo necesitaban.
• La educación virtual no es accesible para todos.
• Se incrementó la violencia contra la mujer.
• Se llegó tarde y poco a las poblaciones rurales, indígenas y amazónicas con menor acceso a servicios de salud, agua y saneamiento.

A pesar de que el Perú ha sido uno de los países con una mayor respuesta del Gobierno para contrarrestar los efectos de la pandemia (OIT, 2020), persiste un elevado número de casos confirmados y personas fallecidas por la COVID-19, y expertos en economía como Bruno Seminario piensan que la recuperación económica tomará entre dos y tres años, es decir, hasta el 2023, mientras que el economista Waldo Mendoza plantea un plazo de tres a cuatro años.

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Respuesta dada por: melanymercedes1620
5

Respuesta:

por el trabajo buen hecho

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