Rómulo deposita S/ 30 000 en una institución financiera a una tasa de interés del 4% anual capitalizable trimestralmente. ¿Cuál será el monto acumulado en 2 años?
Respuestas
Cuando volvimos al
despacho, mamá y el señor
Traseronian seguían hablando.
La señora García fue la
primera en vernos y sonrió de
oreja a oreja mientras
entrábamos.
—Dime, August. ¿Qué te
parece? ¿Te ha gustado? —
preguntó.
—Sí —contesté, mirando a
mamá.
Jack, Julian y Charlotte se
quedaron plantados junto a la
puerta. No estaban seguros de
si tenían que irse o si aún los
necesitaban para algo. Me
pregunté qué más les habrían
contado de mí antes de
conocerme.
—¿Has visto el pollito? —
me preguntó mamá.
Negué con la cabeza.
—¿Se refiere a los pollitos
de la clase de ciencias? —dijo
Julian—. Los donan a una
granja a final de curso.
—Ah —repuso mamá,
desilusionada.
—Pero cada curso nacen
unos nuevos —añadió Julian
—. August podrá verlos en
primavera.
—Bien —dijo mamá,
mirándome—. Eran preciosos,
August.
Me gustaría que no me
hablase como si fuera un bebé
delante de otras personas.
—August —intervino el
señor Traseronian—, ¿los
chicos te han enseñado bien el
colegio o quieres ver algo
más? Se me ha olvidado
decirles que te enseñen el
gimnasio.
—Pero se lo hemos
enseñado, señor Traseronian
—contestó Julian.
—¡Estupendo! —repuso el
director.
—Y yo le he hablado de la
obra del colegio y de algunas
de las optativas —dijo
Charlotte—. ¡Ay, no! —
añadió de repente—. ¡Se nos
ha olvidado enseñarle el aula
de dibujo!
—No pasa nada —dijo el
señor Traseronian.
—Pero podemos
enseñársela ahora —propuso
Charlotte.
—¿No teníamos que ir a
recoger a Via? —le dije a
mamá.
Esa era la señal que
habíamos pactado mamá y yo
para indicarle que quería
marcharme.
—Es verdad —contestó
mamá, levantándose de la silla
y haciendo como que miraba
la hora en su reloj—. Lo
siento, he perdido la noción
del tiempo. Tenemos que ir a
recoger a mi hija en su nuevo
instituto. Hoy han organizado
una visita extraoficial. —Esa
parte no era mentira; Via había
ido a visitar su nuevo
instituto. Lo que sí era mentira
era que teníamos que ir a
recogerla. Iba a volver a casa
con papá más tarde.
—¿A qué instituto va? —
preguntó el señor Traseronian
levantándose de la silla.
—Este otoño empieza en el
instituto Faulkner.
—Vaya, no es fácil entrar
allí. Me alegro por ella.
—Gracias —contestó mamá
—. Para ella va a ser una
paliza. Tiene que coger la línea
A hasta la Ochenta y seis, y
luego el autobús hasta el East
Side. En coche solo se tarda
quince minutos, pero así
tardará una hora.
—Le compensará. Conozco
a un par de chicos que
entraron en Faulkner y les
encanta —repuso el señor
Traseronian.
—Tenemos que irnos,
mamá —dije, tirándole del
bolso.
Nos despedimos
rápidamente. Creo que al
señor Traseronian le
sorprendió un poco que nos
marchásemos tan de repente.
Me pregunté si les echaría la
culpa a Jack y a Charlotte,
aunque Julian había sido el
único que me había hecho
sentir mal.
—Todos han sido muy
simpáticos —le dije al señor
Traseronian antes de irnos.
—Estoy deseando tenerte
aquí como alumno —contestó
el director, dándome una
palmadita en la espalda.
—Adiós —les dije a Jack, a
Charlotte y a Julian, pero no
los miré ni levanté la vista
hasta que salimos del edificio.Explicación paso a paso: